Cruel desenlace para el Huesca en Albacete, que pierde en el minuto 95 (2-1)

Escriche provocó el penalti, pero no sirvió para sumar. Foto: S.D.H.
photo_camera Escriche provocó el penalti, pero no sirvió para sumar. Foto: S.D.H.
Cruel es, posiblemente, la mejor definición para el partido que disputó la Sociedad Deportiva Huesca en Albacete. Los altoaragoneses lograron reponerse de un 1-0 en contra tras una expulsión carente de sentido de Pulido por morder a un rival. Empató Juan Carlos Real, pero Olaetxea en el minuto 95 dejó la victoria a los de casa. El Huesca suma un punto de nueve y deja una preocupación profunda. Pistoletazo de salida a la tercera jornada de competición y un Huesca que quería estrenar su casillero de victorias. Andrés en portería y línea de cuatro con Ratiu, Hugo Anglada, Pulido y Florian Miguel. Otra línea de cuatro, esta vez en el centro del campo, estaba compuesta -de derecha a izquierda- por Soko, Hashimoto, Timor y Marc Mateu. Arriba, Kanté y Escriche querían perforar la meta de Bernabé. Además del arquero, Boyomo, Maikel Mesa o Juanma García peleaban por perforar la meta oscense. Apenas habían pasado cuatro minutos cuando daba el primer aviso a la contra un Huesca que ilusionaba. Se quedaba solo Kanté ante Bernabé, pero este desbarataba todo con una parada perfecta en el mano a mano. Y antes del 10, un centro de Marc Mateu obligaba a la defensa manchega a emplearse a fondo. Respondían los locales, y el héroe en este caso era Andrés. Riki la tuvo y, en el rechace, Manu Fuster no acertó a la hora de centrar. Turno del Huesca: Escriche disparaba potentísimo en el área y otra vez Bernabé decidía que no era momento del 0-1. Sí lo sería a la inversa, porque Juanma García recibía un pase entre líneas que culminaba con un gran disparo. Andrés lograba rechazar una vez, pero no dos, y así, en el rechace, voleón en el área y para dentro. 1-0 en el 17. Se entraba en una fase de estabilidad hasta alrededor del 30, aunque una intervención de Pulido evitó el segundo. Mal acabada ya pasada la media hora quedaba una gran jugada de Escriche que Florían Miguel no acertó a meter entre los tres palos, pero confirmaba que despertaba el Huesca. Iba tarde porque el 1-0 ya había subido al marcador, aunque siempre es buena noticia ver a los del Cuco con sensación de peligro. Así terminaba una primera parte de tintes manchegos. Segunda mitad intensa Movía ficha el Cuco Ziganda al descanso dando entrada a Sielva por un desubicado Anglada. La primera sería nuevamente para Kanté, que recibía un pase entre líneas y, en el mano a mano, la enviaba a las nubes del Belmonte. Carlos Kevin, recién ingresado en el terreno, estuvo cerca de rematar un balón parado de Marc Mateu en el 56 y seguía queriendo el empate. Pero lo más sorprendente llegaba en el córner que iba a botar el Huesca a continuación. Jorge Pulido -sí, el capitán- decidía que lo mejor que podía hacer justo antes de botar el saque de esquina era morder a Boyomo. Como era lógico, el VAR revisaba la jugada y terminaba con el central expulsado. El Huesca debía buscar el empate con 10 tras cargarse el choque el capitán. Los altoaragoneses apostaban por centros al área tras el varapalo, pero sin éxito por la solidez defensiva manchega. Era la única forma que tenía el Huesca para lograr un empate que no llegaba y el tiempo jugaba muy en contra. Y ahí estaría Dani Escriche para sacar petróleo provocando un pisotón de Maikel Mesa que terminaría en penalti. La locura llegaría al Belmonte, porque Bernabé lograba atajarlo y el VAR volvía a intervenir. El arquero estaba adelantado: tocaba repetir y, esta vez sí, para dentro y 1-1 en el 85. Andrés sostenía al Huesca, también a costa de la falta de acierto del Albacete. Los oscenses peleaban con uñas y dientes y entraba en los últimos minutos aferrándose a unas tablas que valían oro. Pero no iba a servir para nada. En el minuto 95, Olaetxea lograba enganchar un centro de Álvaro Rodríguez para dejar helado al banquillo oscense y llevarse la victoria. Fin así, -tras un balón al área- de un partido cruel en el que el Albacete se llevó la victoria.