Las líneas defensivas del Cabezo de San Pedro salen a la luz por completo tras evacuar 2.600 metros cúbicos de escombros

Se han evacuado 2.600 metros cúbicos de rellenos y escombros que se acumulaban entre las dos murallas que conforman el recinto fortificado.
photo_camera Se han evacuado 2.600 metros cúbicos de rellenos y escombros que se acumulaban entre las dos murallas que conforman el recinto fortificado.
El yacimiento ibero del Cabezo de San Pedro ubicado en el término municipal de Oliete ha cambiado de aspecto tras la última intervención de excavación y consolidación financiada por la Diputación de Teruel con 155.000 euros. Se han evacuado 2.600 metros cúbicos de rellenos y escombros que se acumulaban entre las dos murallas que conforman el recinto fortificado, espacio que se corresponde con 128 del alrededor de 300 metros de perímetro del recinto. De esta forma se ha llegado hasta el terreno natural donde se apoyan las dos líneas y ha permitido descubrir nuevos dispositivos defensivos de los que no se tenía constancia, como un segundo portillo de acceso al interior del poblado, un paño de muralla que podría ser del siglo III a. de C. o un torreón de forma trapezoidal. El desescombro no solo ha permitido conocer la estructura interior de las fortificaciones, sino que ha supuesto sacar a la luz la verdadera monumentalidad del complejo, al ganar en altura prácticamente tres metros en las líneas de fortificación y los torreones. Esta intervención, desarrollada a través del Museo de Teruel, se han completado con la consolidación de las estructuras que han salido a la luz y cuyo estado era precario. Nuevos elementos que complican y, a la vez, enriquecen la complejidad de la fortaleza. El presidente de la Diputación, que ha visitado junto al diputado de Cultura y Turismo Diego Piñeiro el yacimiento para conocer el estado de las obras, ha apuntado que estos trabajos son solo la primera fase, ya que en los próximos días se va a encargar la ejecución de una segunda fase en la que se terminará la excavación y consolidación de la segunda línea defensiva y el espacio entre torreones. Además, el trabajo se va a completar con un estudio petrográfico y el análisis de materiales para poder determinar si el sistema constructivo de las fábricas era por el método de piedra seca o tenía algún tipo de argamasa o ligante en su ejecución. “Las intervenciones de este año han sido visualmente increíbles”, señala el presidente de la diputación de Teruel, Manuel Rando. “Estos trabajos son cosa de tiempo y es necesario que tengan continuidad, y a nivel político hay que concienciarse de que esto es así”, ha señalado el presidente. Aparte de este proyecto de restauración y consolidación, dirigido por los arquitectos José María Sanz, Sergio Izquierdo y Javier Sanz y ejecutado por la empresa Damarín, esta semana terminan los trabajos de excavación arqueológica habituales de cada verano en esta importante fortaleza ibérica que estuvo ocupada durante 500 años y cuenta con una sucesión de sistemas de defensa muy complejos que hacen que este núcleo “sea uno de los más interesantes y más espectaculares desde el punto de vista monumental de toda la cultura ibérica”, según señala el director del Museo de Teruel, Jaime Vicente. La campaña de excavación, que comenzó el pasado 1 de julio, se ha centrado en empezar a conocer la estructura interior del poblado fortificado. Los trabajos, dirigidos Beatriz Ezquerra, Sara Azuara y Jaime Vicente, se han realizado junto a una de las habitaciones descubierta hace unos años. Se ha ampliado una superficie considerable y se han excavado los niveles superiores, partiendo del nivel de destrucción de las construcciones. El director del Museo de Teruel y codirector de la excavación, Jaime Vicente, ha asegurado que los resultados son positivos. “Se han localizado muros de piedra completados a partir del metro y veinte centímetros con adobe de grandes dimensiones y un conjunto de material muy abundante y rico que nos está informando sobre los usos de estos espacios. Es material de almacenacimiento, cerámica de mesa, de transporte de aceite y vino, que cuando terminemos de procesarlo va a contribuir a conocer un poco mejor la cultura ibérica”, manifiesta.

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