Opinión

Sublime

En una sociedad enferma donde parte de la población es trepa; ególatra; estando ahí el encegamiento por modas, anuncios y consumismo más a ultranza que nunca; y sin que falten las consideradas deidades. Más allá de la hipocresía; la competitividad frente a la cooperación, olvidando que somos Uno...

Una fecha que deviene en superstición, mostrando la importancia de lo acontecido. Aquel maldito viernes 13 que, por orden real francesa, se decretó que los caballeros templarios debían desaparecer... Lejos, hoy en día, de aquellas envidias mal sanas; de apropiación indebida de bienes defendidos con noble sangre; de los que preguntan para sonsacar información para perjuicio del inocente; como contraste: la humildad y el reconocimiento de que, aún imperfectos, tenemos actitudes y sentimientos buenos y positivos.

Es más, la Presencia de la Gloria de un Cáliz soleado en el recuerdo y vivido en el corazón es lo que concierta la guarda de lo que sigue continuando: la santa perseverancia de la Creencia.

Ha muchos siglos hubo ciertas personas que protegieron a los peregrinos a Tierra Santa. Con el paso del tiempo surgió en el mundo la necesidad de recuperar el espíritu del Temple, un Neotemplarismo que, tomando la esencia de la Orden de Caballería, se adaptó a la realidad actual manteniendo el mismo ideal.

Buena compañía en la cena fraternoemocional con platos a compartir en León. Después, la ciudad bajo las luces de la noche, cautivando casi más que de día. Y venga una fotografía tras otra al disparo del respiro, aliento enamorado. Por lo menos el pulso no me temblaba. Y tampoco la mirada, a pesar de tan hermosas calles con edificios preciosos.

Y ya, sí, siendo conscientes por completo de estar cercanos a la magia de Galicia, así como al punto de nacimiento de España, los postulantes a hermanos de la Orden de los Templarios tuvimos el alto honor de ser nombrados Damas y Caballeros de la Orden en la capilla del Santo Martino de la Basílica de San Isidoro, a la hora Sexta del sábado 21 de mayo de 2022.

Con resiliencia en nuestras vidas, recordando que la virtud está en el equilibrio o término medio, profundamente ilusionados, mientras el cielo contemplaba la evidencia de la Fe, avanzando por la plaza que lleva el mismo nombre que la mencionada Basílica, un hondo bienestar atrapó mi alma. Algo iba a cambiar.

Una vez pasada la entrada y de más, todos congregados en la citada capilla: gente del lugar al fondo como testigos ciudadanos de cuanto iba a acontecer, preparados de antemano los ya confraternizados hace años y, nosotros, por las hileras de los bancos, asimismo vestidos con las mejores galas acordes con la tan relevante situación.

Empieza la ceremonia: las palabras del Gran Maestre, las del Gran Prior de España y también las del Gran Senescal, junto con las del Prior de León conformaban la introducción hacia lo que iba a ser algo histórico.

Nos embargaba la ilusión. Sonrisas nítidas y ética en la actividad, comprensión y sensatez, emprendimiento y sentido común.

Tiene lugar el comienzo del rito de Elevación Templaria. Y el agradecimiento, la serenidad y el sano orgullo de pertenecer a un conjunto de Seres Humanos que se preocupan y ocupan del prójimo haciéndolo constar y constatándolo en Hechos.

Ya no vamos solos. Formamos parte de una gran familia que va creciendo con el paso de los meses. Ahora caminamos rememorando la misión personal, así como esta comunitaria.

El filo de la espada como senda por la que el movimiento avanza; y la empuñadura para ir andando mientras batallamos mediante acciones durante la existencia, como una Cruz detrás de la cual viene llegando la Vida. No es frío el acero. Rodeados de semejantes, la calidez de la solidaridad y la concordia, la sencillez de la pasión conmovida por dentro; llegó la hora del Juramento y la bienvenida de nuestros nuevos Hermanos.

El largo viaje tanto de ida como de vuelta mereció la pena. Además de lo escrito, nuestro regreso significó tener la mochila cargada de amigos, con calidad.