La Recopa sigue firme en la memoria: 27 primaveras desde el golazo de Nayim

Miguel Pardeza levanta la Recopa hacia el cielo de París. Foto: Real Zaragoza
photo_camera Miguel Pardeza levanta la Recopa hacia el cielo de París. Foto: Real Zaragoza
Un 10 de mayo más, el zaragocismo se felicita por el particular día en que Mohamed Alí Amar, Nayim, anotó el gol que coronó al Real Zaragoza por segunda vez como campeón de Europa. De sobras es conocida la secuencia del gol: Linighan cabecea un balón para el ceutí, que ve a Seaman adelantado antes de lanzar un zambombazo que pasa por encima del arquero. Golazo al Arsenal que, 27 años después, se recuerda como si hubiese sucedido ayer. Millones de visualizaciones acumula el vídeo de la retransmisión en directo del gol más importante de la historia maña. En las mentes zaragocistas es fácil poner fin a la narración. “No llegó Poyet… Linighan… el balón para Nayim… y Nayim lo que ha intentado es batir a Seaman…”, se escuchaba entre las televisiones de toda España. Y sí, ese disparo coronó al Real Zaragoza como rey de Europa en el fútbol. Pero quienes más disfrutaron fueron los miles de zaragocistas que tomaron París para ver a su equipo campeón. Aquel 10 de mayo de 1995, la capital francesa amaneció teñida de azul y blanco ante la cita más trascendental hasta el momento del Real Zaragoza. Cerca de 20.000 zaragocistas se desplazaron para ver con sus propios ojos un duelo que, siendo sinceros, ni en sus mejores sueños terminaba de forma tan maravillosa. Cedrún; Belsué, Aguado, Cáceres, Solana; Aragón, Nayim, Poyet; Pardeza, Higuera y Esnáider. Once héroes liderados por Víctor Fernández que quedaron ligados al Real Zaragoza de por vida. Que nadie olvide al arquero anunciando en la plaza del Pilar, mientras se celebraba la Copa del 94, que el año siguiente volverían con la Recopa. “Bah… Andoni…” se atrevió a responder Poyet. Y mención especial merece un año después el golazo de Esnáider, siempre eclipsado por el de Nayim. Atrás quedaron el Gloria Bistrita y el Tratan Presov, los dos conjuntos más asequibles del torneo, pero llegaban los platos fuertes del campeonato. El Feyenoord, entonces muy superior a lo que hoy se conoce y campeón de Europa en 1970, fue superado gracias a un 2-0 en La Romareda. Después llegó el 3-0 al Chelsea y, ya en la final, el Arsenal. “El Arsenal no es el Chelsea”, advertían los ingleses. Mejor, porque 27 años después, nadie cambiaría el desenlace del duelo que coronó al Real Zaragoza como campeón de Europa.

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