Un lamentable Real Zaragoza cae goleado contra el colista Alcorcón (0-3)

Los maños fueron superados por el peor equipo de la categoría. Foto: Real Zaragoza (Tino Gil)
photo_camera Los maños fueron superados por el peor equipo de la categoría. Foto: Real Zaragoza (Tino Gil)
Podría servir un folio en blanco para definir la lista de méritos del Real Zaragoza en su encuentro ante el Alcorcón, pero no tendría ningún fin constructivo. Derrota del conjunto aragonés por 0-3 frente al colista destacado de la categoría, en un encuentro donde calificativos como “vergonzoso” o “humillante” pudieran ir de la mano del soberano ridículo exhibido por el cuadro de Juan Ignacio Martínez. Y la permanencia sigue sin estar sellada matemáticamente. Los prolegómenos del encuentro fueron, sin duda, nota destacada del mismo. Primero por el homenaje al recién ascendido Deportivo Aragón y, por supuesto, por el emotivo minuto de silencio a la leyenda, al León de Torrero, José Luis Violeta. Mientras, en el once de JIM que debía confirmar la permanencia como único reto, destacaba la presencia de Ratón en portería, con la defensa tradicional, un mediocampo formado por Zapater, Francho y Eugeni y con el regreso de Azón en punta, flanqueado por Narváez y Sabin, ambos en el punto de mira de La Romareda. Antes de que ocurriera nada reseñable, ovación en La Romareda para honrar la memoria del “magnífico” y “zaraguayo” Violeta. La primera la tuvo el Real Zaragoza por medio de Fran Gámez y podía haber marcado uno de los goles del año tras un remate acrobático que despejó el Alcorcón a córner con apuros. Corría el minuto 10 y por entonces ya se entreveía que no iba a ser un ejemplo de ritmo y ocasiones. Lo intentaría Zarfino para los visitantes, sin problemas para Ratón. Más se luciría el gallego poco después, en el 19, con una parada digna de balonmano ante Apeh que evitaba que el Alcorcón se adelantara. Parecía animarse el choque y Sabin tendría la alternativa, pero completamente solo y sin oposición remataría desviado. No era su día, ni su semana, ni su mes. También Azón tras un envío a balón parado de Eugeni la tendría clara, sin encontrar portería. La concentración no aparecía por el verde municipal y sólo la buena labor defensiva de Jair evitó el tanto alfarero, salvando en boca de gol. Y los pitos aparecían en La Romareda. Al menos, hubo quien se llevó su merecida ovación. Fue Grau quien tenía que salir pasada la media hora al terreno de juego para sustituir a Eugeni, con molestias. Menos mal que estaba Azón para guisarse lo suyo, presionar, y buscarse su ocasión. Eso sí, no estuvo atinado en precisión y perdonaba el 1-0. Tampoco era el día de Narváez, al que no le entra en una piscina. El colombiano tenía una ocasión inmejorable, disparaba de interior y la estrellaba contra el palo, tampoco pudiendo Azón encontrar puerta después. A pesar de que era el Real Zaragoza el único que acumulaba ocasiones minutos antes, el Alcorcón se adelantaría antes del descanso. Y tras un córner a favor de los blanquillos. Mula realizaba una jugada individual, sin oposición, y su envío al área lo remataba Apeh en un ejercicio de desidia zaragocista que sólo podía desembocar en el 0-1. Y en más pitos. Segunda parte Borja Sáinz por Narváez, cambio al descanso. A pesar del escaso y nulo fútbol, la tendría clarísima Sabin Merino. Solo, delantero del portero, y Jesús le adivinaba sus intenciones evitando el primer tanto del ex del Leganés. Necesitaba un gol el Real Zaragoza para certificar la permanencia matemática, lo buscaba con más corazón que cabeza, pero no terminaba de llegar. Dominar dominaba, eso es lo cierto, y al menos sí se le veía un mayor ímpetu que en la primera parte. Y el jarro de agua fría, el colmo de las vergüenzas, se selló en el 62 con el 0-2, obra de Calero. La grada explotaba en el día más bajo de la temporada para el zaragocismo. Ante un rival, cabía recordar, ya descendido desde hace jornadas. Muy tarde saltaban al césped tanto Puche como Rubio, en su debut con el primer equipo, con Francho y Azón como damnificados. Mientras, Borja Sáinz andaba cerca de recortar distancias, pero no era el día de nada. El que estaba lejos de remontar era el Real Zaragoza. Un equipo vulgar, al que ni los cambios agitaron, ni se le veía el alma ya suficiente como para hacer daño al Alcorcón. De hecho, y merecido, el equipo madrileño hacía el tercero. Arribas encaraba a Chavarría, se iba y batía a Ratón ante una atronadora e irónica ovación del Estadio Municipal de La Romareda. El choque acababa con un millón de pena y cero de gloria, con un Real Zaragoza que sigue sin certificar su salvación de forma matemática y, de paso, sigue manchando una temporada deshonrosa.

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