El Real Zaragoza sufre una tarde para olvidar en Cartagena (3-0)

Los maños apenas plantaron cara en Cartagena. Foto: LaLiga Smartbank
photo_camera Los maños apenas plantaron cara en Cartagena. Foto: LaLiga Smartbank
El globo de la ilusión zaragocista se pincha, o al menos se desinfla, tras la dura derrota cosechada por los hombres de Juan Ignacio Martínez en Cartagena. Mal planteamiento, peor desarrollo del encuentro y una conclusión, con 3-0, que evidencia que el Real Zaragoza va a notar y mucho las ausencias de hombres claves como Francho y Grau. Y más si afronta un choque en el que las complicaciones llegarían desde demasiado pronto. JIM introducía varias novedades en el once titular. Giménez aparecía en punta del ataque, con Sabin escorado a banda zurda y Puche a la derecha. Las molestias de Bermejo, sumadas a las ausencias de Francho y Grau, devolvían la titularidad en la medular a Zapater. El Cartagena, por su parte, hacía honor a lo que viene mostrando como local durante esta temporada: una presión incesante y una ofensividad traducida en una primera ocasión de De Blasis, golpeando duro en el minuto 9 para toparse con Cristian Álvarez y un certero despeje. A todo esto, el viento hacía de las suyas en el terreno de juego del Cartagonova, en contra zaragocista en la primera parte. La réplica llegó en el 17, a balón parado. Eugeni ponía un balón con música al corazón de área y Francés, que le había ganado la partida a su marcador, medía mal el salto y remataba excesivamente alto. En un choque frenético, de nuevo emergería Cristian. El rosarino tapaba un disparo desde la frontal de Bodiger y también el posterior rechace, siendo el zaragocista más destacado del arranque. El ritmo era alto y, en el 22, Sabin Merino anotaba en claro fuera de juego, bien anulado por el colegiado. Había frenado el Real Zaragoza el ímpetu inicial local, pero no se podía relajar ni un solo segundo. En una pérdida innecesaria de Zapater, Bodiger probaba de nuevo desde fuera, pero Cristian volvía a estar atento para atajar. Los centros del campo no existían, algo que a los visitantes no les venía nada bien. Y el tanto local llegaría en el 34, con un viejo conocido zaragocista. Delmás recogía la pelota y con la zurda batía al arquero zaragocista. A pesar de que era anulado en primera instancia, el VAR concedía el tanto. Parecía olvidar el canterano que, una vez, vistió la camiseta del Real Zaragoza con su poco elegante celebración. Con ese mazazo se llegaba al descanso. También con la sensación de que JIM tenía que cambiar muchas cosas de su planteamiento inicial si quería sacar algo positivo de su visita a tierras murcianas. Segunda parte Vada por Zapater, primer movimiento en el cuadro de JIM. El argentino, a todo esto, veía la amarilla nada más salir en una acción cuanto menos dudosa. Y el Cartagena salía mucho más enchufado al choque, dispuesto a sentenciar. En un cúmulo de desgracias, Petrovic se rompía en la misma jugada en la que Mo Dauda hacía el 2-0 tras un zurdazo en el que Cristian, dicho sea de paso, podía hacer mucho más. Más allá de que el Cartagena seguía la jugada viendo la clara lesión del mediocentro, todavía era más sorprendente la actitud del colegiado, que tendría que haber parado en ese preciso instante el juego. Pero López Toca ya había demostrado no estar por la labor. Para el recuerdo, en lo negativo, Mo Dauda celebrando el tanto haciendo el “avioncito” cuando un compañero de profesión estaba roto en el suelo. De elegancia, más bien escaso. Lluís López sustituía al serbio en un choque que pintaban más que bastos. Lo peor es que el choque ya estaba recubierto por una neblina derrotista en la que el Real Zaragoza ofrecía nulos síntomas vitales. Tarde, probablemente, saltarían al césped Azón y Narváez en detrimento de Puche y Sabin, en el 64. Y sobre todo teniendo en cuenta que Bodiger hacía el 3-0, en una verbena defensiva sin parangón, en el 67. Sin excesiva actitud de remontada, al menos Eugeni probaría un disparo desde fuera que se marcharía alto por poco. Borja Sainz quemaría los cambios, con el choque decidido desde hacía demasiado rato, para no sobrecargar a Eugeni. A punto estaría de llegar el cuarto en un nuevo error de Jair, nefasta actuación, pero evitaría Cristian que la vergüenza fuera mayor. Poco después salvaría también ante Okazaki. Lo mejor que pudo pasar es que el choque acabara y olvidar cuanto antes lo sucedido en el terreno de juego de Cartagonova. El Real Zaragoza perdió por incomparecencia en un choque que, además, queda manchado por la actitud de unos y de otros.

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