Cuando las piedras cuentan la historia de aquello que desapareció: Castarlenas revive en Graus

Gracias a una iniciativa ciudadana  la portada de la iglesia de San Pedro está ahora en Graus
photo_camera Gracias a una iniciativa ciudadana la portada de la iglesia de San Pedro está ahora en Graus
Hace tiempo que en Castarlenas no se oye nada y es que como en cientos y cientos de pueblos en los que la ausencia de vida se ha convertido en frío y olvido, esta localidad perteneciente al municipio de Graus lleva desde los años 70 sin nadie que le dé vida, sin agua, sin luz, sin carreteras. Castarlenas es una localidad fantasma en la que ya no queda nada, solo los resquicios de una iglesia renacentista del siglo XVI que, en lo alto de un cerro, lo vigila todo. Pero, el templo, no inmune al paso del tiempo, hace unos meses que tiene riesgo de desprendimiento y gran parte de sus piezas están ya derruidas. Por ello, con el afán de que la historia y el patrimonio no se pierda y de que las piedras de la iglesia cuenten todo lo vivido, los vecinos de Graus iniciaron un proceso en el que piedra por piedra retiran la portada del templo. Y, ahora, parte de esas piedras y esa historia llegan al Espacio Pirineos de Graus con la exposición "Castarlenas. Memoria en Piedra" que abre la temporada expositiva del centro y le da a Castarlenas "un lugar merecido a través de la puesta en valor de un patrimonio simbólico y aporta a todos los que la visitan esa sensibilidad que siempre implica la historia y los antepasados", ha comentado la directora del centro, Elena Nogarol. Corría el año 1300 cuando el rey Jaime II de Aragón restauró la baronía de Castro y asignó a Felipe de Castro el pueblo de Castarlenas, entre otros 32 municipios. En el origen medieval de Castarlenas y en su iglesia, dedicada a San Pedro, se pueden ver esas primeras pinceladas de lo que fue el Renacimiento en España. La arquería, el enladrillado y la riqueza de un material que, por aquel entonces, no haría más que abrir una corriente artística innovadora en la historia del arte, colman de belleza y magia los resquicios de esa villa que hoy ya no existe. Con un minucioso trabajo de extracción de las piedras y con el cariño que solo da el querer recuperar la historia, las raíces y ese pasado que es necesario para llevarnos a entender el hoy, ya se están acometiendo esos trabajos que finalizarán en el Espacio Pirineos con la reconstrucción de la portada en una zona reservada para todos aquellos lugares deshabitados. Por el momento, solo unas cuantas han llegado ya al centro cultural de Graus, donde se podrá ver está exposición hasta el 25 de abril. Las piedras hablarán a los visitantes y contaran la historia de este pueblo medieval a través de paneles explicativos sobre la baronía de Castro o sobre ese Renacimiento incipiente en España. Además, una exposición fotográfica acercará ese proceso que nació de la inquietud de un conjunto de vecinos que no quisieron que Castarlenas y sus joyas patrimoniales cayeran en el olvido. Así, con una recogida de firmas que apoyaban la deslocalización de este templo, comenzó un viaje por el pasado y el presente que hoy se materializa en Graus. "Realmente la muestra tiene un sabor agridulce. Es dulce porque gracias a la iniciativa de los vecinos se ha conseguido al menos que esos restos no se pierdan y se ha evitado que el patrimonio quede en el olvido. Sin embargo, también tiene su punto amargo porque realmente no es su lugar original", ha comentado Elena Nogarol. La sensibilidad de aquellos que ni quieren, ni pueden, olvidarse de sus raíces, y la belleza de un patrimonio que no puede caer en el olvido son la razón de ser de esta iniciativa con la que Castarlenas revive en Graus.