Cuando la música une y llena de solidaridad: el Coro del Colegio de Médicos canta a Ucrania

La formación musical, dirigida por Olena Panasyuk, ha hecho un concierto en solidaridad de Ucrania
photo_camera La formación musical, dirigida por Olena Panasyuk, ha hecho un concierto en solidaridad de Ucrania
Dicen que la música es capaz de hacernos viajar a cualquier lugar. Y este viernes, más que nunca, ese viaje era a aquel lugar en el que el horror y esa bestia que es la irracionalidad lo ennegrecen todo estos días. Hoy los corazones de todos lloraban y estaban con Ucrania en el concierto que ha dado el Coro del Colegio de Médicos de Zaragoza en la Facultad de Medicina de la Universidad. Su directora, Olena Panasyuk, representaba a esa Ucrania que llora y se defiende con, dice, dignidad y fortaleza del odio y el ansia de poder. "Cualquier acto que atente contra la dignidad humana debe ser juzgado y jamás debe costar las vidas humanas. Y ningún líder debe decidir si esa vida tiene que valer. Nadie quiere guerra, todo el mundo quiere vivir en paz, pero ya se sabe que a la gente pacífica si se le ataca actúa con valentía y defiende lo suyo. Hoy estamos aquí para apoyar a toda esa gente, mi gente, nuestra gente, que están sufriendo el ataque de una bestia". De esta manera ha comenzado Olena Panasyuk el concierto homenaje. Visiblemente emocionada y con el cuadro "Las lágrimas de Ucrania" detrás daba paso a un concierto que era mucho más que eso. Dicen que la música es capaz de hacer enmudecer. Y entonando un canto a la Virgen María, "porque da igual de dónde sea y a qué Virgen se le rece", el coro lo ha conseguido en una Sala Ramón y Cajal que se emocionaba una y otra vez. Los aplausos duraban más de lo que suelen hacerlo en un intento de conseguir que ese sentir cruce el mar y llegue a ese país que hoy sufre. Dicen también que las melodías cuentan historias. Y así lo ha hecho Olena Panasyuk con dos canciones en su idioma natal. Una hablaba de aquel "rusnik" bordado que su madre le regaló tras partir a España porque, ya se sabe, "cuando el amor llama hay que ir". Esa toalla bordada con rojo y negro simboliza la alegría y la prosperidad, aquellos momentos por los que merece la pena vivir, pero también las partes más oscuras. Una oscuridad que hoy es sinónimo de guerra. Otra de las canciones hablaba de dos jóvenes que disfrutaban del amor más puro, cuando la guerra los separó. Una situación que hoy es más real que nunca. Dicen que la guerra es capaz de sacar la solidaridad más pura de aquellos que, como hermanos, se unen por una causa. Lágrimas que no paraban de caer y aplausos cargados de solidaridad y afecto han llenado esa Facultad de Medicina de bondad y valores humanos. Y es que, gracias a la música, Zaragoza y Ucrania se han convertido en una.