La adicción al alcohol es una enfermedad que hace que la voluntad de las personas desaparezca y que busquen de cualquier forma cumplir su deseo. Por ello, cuando está presente el alcoholismo en la relación de pareja, se convierte en un factor de riesgo para el vínculo, e incluso para toda la familia en general. Esta situación crea momentos muy complejos, en los que el rechazo y el reproche se mezclan con los sentimientos de dependencia y culpa.
Es habitual que las parejas que no consumen se encuentren con el dilema de ayudar y continuar con la relación, porque evidentemente necesita ayuda, o dejarla para poder avanzar y que ellos mismos resuelvan su problema. En este contexto, se crea un lazo difícil de romper y la relación se acaba basando en una dependencia mutua. Por ello, llegada a este punto es importante valorar su actitud y predisposición a ponerse en tratamiento para reconducir su problema, y no solo tomar la decisión de hacerlo, sino que realmente te demuestre que lo lleva a cabo.
Mi consejo: Si no se toma una decisión el problema acabará instaurándose en los dos. Se trata de una situación muy complicada, que requiere de ayuda profesional para ambos.
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