El tesoro de la victoria: el Real Zaragoza vence a Las Palmas tras ocho jornadas sin ganar (2-1)

El gol de Álvaro Giménez desató la locura en la grada // Foto: Real Zaragoza
photo_camera El gol de Álvaro Giménez desató la locura en la grada // Foto: Real Zaragoza
Han tenido que pasar ocho fechas ligueras consecutivas para volver a saborear la dulzura de la victoria. El Real Zaragoza ha ganado -no sin apuros- a Las Palmas en La Romareda y se distancia en siete puntos con la zona de descenso a falta, eso sí, de toda la jornada por jugar. Los maños se adelantaron bien pronto en el marcador con un gol de Jaume Grau tras una falta botada por Eugeni. Empataría Maikel Mesa para los isleños diez minutos después de la reanudación y pudieron remontar los visitantes con una clara ocasión desperdiciada por Hernani. Justo en la acción posterior, Álvaro Giménez se reencontró con el gol para sellar un triunfo que vale un tesoro en medio de un océano de desesperación en lo deportivo y tensión, hastío e incertidumbre en la gestión de la directiva. El Real Zaragoza formaba de inicio con Cristian en portería, escudado por una defensa de cuatro con Jair y Francés como pareja de centrales y Gámez y Chavarria ocupando los laterales. Petrovic y Jaume Grau (principal novedad en el once titular) copaban el mediocentro ayudados por Eugeni y Bermejo tirados a los costados. Arriba quedaban Narváez y el último fichaje del mercado invernal, Sabin Merino. Entre los canarios, viejos conocidos como Jesé, Viera o Maikel Mesa. Notable comienzo del conjunto maño, que dominaba claramente el tempo del encuentro en los compases iniciales. En el minuto dos, Eugeni probaba con un lanzamiento de falta desde 35 metros dirigido directamente a la meta rival que repelía Raúl Fernández. Y sobrepasado el 4 de juego, mismo protagonista. Mfulu cometió una clara falta cerca del área que se saldó con la primera amarilla del choque. El propio Eugeni se adueñó nuevamente del balón para poner con música un centro a media altura que botó delante del portero visitante. Este solo pudo rechazar el esférico, que quedó a la altura del punto de penalti. Jair cedió atrás el rebote y Jaume Grau lo enganchó con su pierna zurda para que el cuero besara el fondo de la red. Gran alegría para la afición blanquilla bien temprano, cuando algunos casi ni habían podido acomodarse en sus asientos. El gol pareció espabilar a los canarios, que comenzaron a nivelar el porcentaje de posesión que hasta ese momento pertenecía a los pupilos de JIM. Entre tanto, tarjetas para Gámez en los locales, y Mesa y Curbelo en los visitantes. Tenía la mano animada Caparrós Hernández. Y en el ya mítico minuto 32, pañolada y pitada de la grada hacia la directiva zaragocista y su nefasta gestión, con la cada vez más inminente venta asomando en el horizonte. El juego se volvió a pausar, sin ocasiones claras por ninguna de las dos partes. Eso sí, eran los isleños quienes más lo intentaban ahora, pero sin crear peligro. Intentó Maikel Mesa espabilar a los suyos con un disparo lejano en el 34, pero el balón salió muy desviado y no intimidó la portería custodiada por el rosarino Cristian Álvarez. Casi rozando el 40, una jugada trenzada por banda derecha terminó con un centro raso de Narváez que recibió Merino de espaldas en el interior del área. La dejó atrás para Gámez, que llegó desfondado y su tiro fue suave a las manos de Raúl Fernández. Buena llegada de los maños, pero volvió a faltar pegada en la finalización. Tónica habitual durante toda esta temporada. Antes del descanso, clara cartulina para Chavarria por cortar un contraataque de los grancanarios. Segunda mitad  Introdujo una modificación JIM tras el paso por vestuarios. Entró Lluís López en detrimento de Gámez, amonestado desde el minuto 10. Francés pasó a ocupar el lateral derecho y López ejercería de central. La primera ocasión del segundo acto llegó enseguida para los aragoneses. Narváez recibió en banda izquierda y condujo hacia dentro con su pierna buena. Desafortunadamente, su disparo salió muy centrado y no puso en apuros al meta de Las Palmas, que logró rechazar sin mayores problemas. Pero en el 55, jarro de agua fría para los maños. Un remate desde la frontal de Kirian, cómodo a priori, fue mal despejado por Cristian. El balón cayó a los pies de Mesa, que tan solo tuvo que colocar su disparo con el portero todavía tendido sobre el césped. Empate en el electrónico y malas sensaciones para el cuadro local, que prácticamente había desaparecido del terreno de juego en los últimos minutos. Justo tras el gol, Petrovic dejó su sitio para el ingreso de Francho. Amarilla para Francés en el 63, y en ese mismo minuto, doble cambio: Merino y Eugeni fueron sustituidos por Nano Mesa y Álvaro Giménez. Perdonaron los canariones a los zaragozanos en el 67. Hernani, que acababa de acceder al césped, falló en boca de gol cuando solo tenía que empujar una asistencia de Jesé. Incomprensiblemente, y para alegría de los locales, el esférico fue dirigido suavemente a las manos de un Cristian ya batido. Y cosas de la vida… Del posible 1-2 se revirtió la escena. Otro balón parado, esta vez desde la esquina, fue peinado por Jair y el cuero cayó a Giménez, que remató de volea con su pierna hábil para subir el segundo tanto al contador de los aragoneses. Liberación del delantero, que lo celebró con rabia, y locura en la grada. Minutos después, JIM dio entrada a Borja Sainz por un más que agotado Narváez. Se entraba en la recta final y sombras -no pocas- de anteriores ocasiones se cernían sobre La Romareda. Los nervios eran palpables en los jugadores, pero la afición empujó con alma y corazón. Cuatro más de prolongación. Lo intentó Viera en el añadido desde fuera del área con un tiro ajustado que envió Cristian a córner. Y en la jugada inmediatamente posterior, otro disparo de Hernani desde la frontal se marchó desviado por encima de la portería zaragocista. No sin sufrimiento, el Real Zaragoza se adjudicó el triunfo ocho jornadas después. Una victoria que le permite respirar y alejarse del descenso con siete puntos de ventaja respecto al Amorebieta, primer equipo que marca la zona de peligro.