El subsuelo del Gancho maridado con vino: Casa Perdiguer, un secreto oculto en San Pablo

Este espacio recrea una estación de metro
photo_camera Este espacio recrea una estación de metro

Si uno pasea por el barrio del Gancho, concretamente por la calle San Pablo, es probable que repare en la iglesia, aunque lo que quizás no sabrá es que se encuentra ante la conocida como tercera Catedral de Zaragoza. A sus pies, una casa, -que dice llamarse Casa Perdiguer-, llama la atención por el color de su letrero y por los cientos de botellas de vino que acumula en su escaparate.

Aparentemente es un negocio vinícola al uso; eso sí, antiguo pues fue fundado en 1907 por el bisabuelo del actual propietario, Juan Carlos Perdiguer. Sin embargo, su secreto se halla al bajar las escaleras que tiene en su interior, donde se puede recorrer un pasadizo y una auténtica bodega de esas que conectaban los palacios renacentistas de Zaragoza.

El 85% de su oferta son vinos, teniendo mayor presencia el vino de Aragón

De hecho, el barrio de San Pablo es conocido por contar con toda una red de pasadizos que además fueron usados durante los Sitios de Zaragoza para moverse rápido por el subsuelo. En cuanto a esta bodega, según los estudios realizados por los técnicos, se puede fechar en el siglo XVII. Es bastante probable que durante los primeros años del siglo XIX estuviese conectada con la bodega contigua, actual Sótano Mágico, aunque, a día de hoy, cada una funciona de manera independiente.

La bodega cuenta con 400 metros cuadrados distribuidos en cinco salas paralelas. Una de estas salas esconde una recreación de una estación de metro que desde Casa Perdiguer hicieron como reivindicación ante la construcción del tranvía en 2011."Nosotros éramos partidarios de la construcción de un metro porque la aparición del tranvía ha hecho que muchas líneas de autobús desaparezcan aquí en César Augusto y eso ha ocasionado que la afluencia de clientes se reduzca notablemente", comenta José Carlos Perdiguer, propietario del negocio.

La bodega cuenta con 400 metros cuadrados y cinco salas

Por ello, en 2006 en las salas de Casa Perdiguer, decidieron hacer una exposición sobre el vino y el tren. En una de estas salas se recreó una estación metropolitana. Además, con la presencia de este vagón, pretendían recordar la línea que conectaba Zaragoza-Cariñena, tierra de vinos donde las haya, y que empezó a dar servicio en julio de 1887.

Allí, bajo centenares de botellas de vinos internacionales, nacionales y, por supuesto, autonómicos, se encuentra un laberinto de pasadizos y pasillos en los que hay que prestar algo de atención si uno no quiere perderse.

El objetivo de Casa Perdiguer es musealizar el espacio del subsuelo para atraer a los visitantes

Desde Casa Perdiguer, la idea es musealizarlos, ambientarlos, siempre con temática vinícola, e incluso hacer visitas guiadas para que los usuarios puedan descubrir los secretos que se esconde bajo el suelo que pisan diariamente en San Pablo y, sobre todo, en el subsuelo de esa casa de vinos centenaria que, aparentemente, es solo eso, pero que esconde muchos secretos.