Uvas de la suerte, buena carne y sobre todo marisco: así reciben los zaragozanos el 2022

Las uvas no faltarán en ninguna mesa una Nochevieja más
photo_camera Las uvas no faltarán en ninguna mesa una Nochevieja más
https://www.youtube.com/watch?v=XCUrpRpZf8c Por segundo año consecutivo toca vivir una Nochevieja un tanto diferente. Con menos comensales a la mesa, algunos probablemente encerrados en su habitación, pero, eso sí, con algo común entre todos: una buena cena para despedir 2021 y abrir los brazos para recibir el 2022, con la esperanza intacta de que sea mejor. Con marisco, con carne y con las uvas de la suerte, o de la tradición, los menús están ya prácticamente cerrados. “Esta noche cenaremos gambas a la plancha, un poco de sepia, cigalas abiertas con ajo y perejil y un poco de limón”, explicaba un hombre a primera hora en el Mercado Central de la capital aragonesa. Otra mujer, sin embargo, esperaba en una de las carnicerías: “Consumimos más carne que pescado, sí hacemos un consomé de marisco para el día 25, pero para el 31 ya no”. Y, acompañando a los turrones, las ansiadas uvas. “La venta de uva ha ido muy bien y sólo quedan ya con pepitas, que son más económicas y asequibles”, comentaba uno de los responsables de una frutería. También advertía de que “la gente antes se llevaba más de la cuenta y ahora se llevan lo justo, 12 por persona y ya está”. Y si sobra, otro frutero tenía la clave: “Las uvas que sobran se comen con queso porque las uvas con queso saben a beso”. ¿Pero por qué se toman los zaragozanos las uvas? Una mujer lo tenía claro: “Más por tradición, que parece que si no te las tomas te falta algo”, valoraba, añadiendo además que esta noche tocaba “dosificar y repartir la familia”, confiando en que algún día se llegue “a como estábamos antes y poder estar todos juntos”. Otra señora no ha tenido que variar su planes respecto a otros años: “Estaremos los mismos porque son mis hijos y por suerte los tengo aquí a todos”. A falta tan solo de unas horas para que se cierre 2021, llega el momento de pedir deseos al año nuevo, de los nervios previos a las campanadas, de los chistes del cuñado y, sobre todo, de disfrutar con mesura de una noche tan especial como diferente.