El Real Zaragoza mira a la zona alta tras una victoria de mérito ante el Eibar (1-0)

Alejandro Francés dio el gol de la victoria zaragocista. Foto: Real Zaragoza
photo_camera Alejandro Francés dio el gol de la victoria zaragocista. Foto: Real Zaragoza
Vital, merecidísima y esperadísima victoria del Real Zaragoza ante el Eibar, segundo clasificado cuando daba comienzo el partido en La Romareda. Un golazo de Alejandro Francés dio los tres puntos al conjunto de Juan Ignacio Martínez, que dominó de principio a fin a los vascos y dio un golpe encima de la mesa. El playoff queda a cuatro puntos y los maños se aúpan a la octava posición. Retomaba el Real Zaragoza el reto de ganar en La Romareda con una alineación previsible. Cristian en portería, con Francés y Jair en el centro de la defensa. Las bandas eran para Fran Gámez y Chavarria. En el centro del campo, un trivote compuesto por Francho, Petrovic y James. Arriba, otros tres hombres de ataque; Borja Sáinz y Bermejo haciendo de extremos y Álvaro en punta. En las filas del Eibar destacaban el exzaragocista Tejero y el ariete Stoichkov. Los primeros minutos tenían un claro color blanquillo, con un Real Zaragoza atrevido que buscaba adelantarse en el marcador. La banda derecha, con Fran Gámez y Bermejo como protagonistas, generaban auténtico peligro. Apenas habían transcurrido cinco minutos cuando el mediapunta fallaba en un centro para, un minuto después, acertar y exprimir la defensa vasca, que evitó que la enganchase Jair. Respondía el Eibar por medio de Stoichkov, que aprovechaba un fallo de Francés y casi termina batiendo a Cristian. El cuero se fue a córner, y al botarlo, el remate de los vascos casi se cuela. Despertaba así el conjunto visitante, que también golpeaba al larguero. Eso sí, los de JIM combatían, y Chavarria filtraba un pase medido a Sáinz, que la colgaba al área y Francho a punto estaba de hacer el 1-0 de cabeza. El ritmo era altísimo en el municipal, porque apenas habían transcurrido 15 minutos. Una falta muy bien botada por Bermejo terminaba con otro “ui” por parte de La Romareda al ver cómo el remate de Francés era repelido por el palo. A continuación, el colegiado perdonaba la segunda amarilla –muy clara- a Toño García por una mano en la frontal. Y en esa misma jugada, un barullo de piernas zaragocistas en el área no acertaba a empujar el cuero al fondo de la portería. Hasta que se decretó el final del primer tiempo aún tuvieron lugar un par de internadas de Borja que terminaron en nada. Segunda mitad para vencer Los maños dominaban al Eibar desde el principio de la segunda mitad. Un disparo de Fran Gámez que rechazó la zaga vasca y un balón que no alcanzaba Jair por poco a rematar. Y es aquí, cuando se cumplía el minuto 60, el momento en que llegó la alegría. Los maños botaban un córner que caía a las botas de Alejandro Francés, remataba de primeras, Yoel no podía desviarla a tiempo y el esférico se colaba en el fondo de la red. La Romareda estallaba de alegría y los maños se adelantaban en el marcador. Como todo marchaba sobre ruedas, tenía que llegar el colegiado a complicarle la vida a los de Juan Ignacio Martínez. Llorente remataba completamente solo, pero el trencilla se inventaba sobre la marcha que ese balón había tocado en un zaragocista, y a la salida del córner llegaron los nervios. El balón parecía que pegaba en la mano de Francés y aún revisó el VAR la jugada hasta que se decretó que no había pasado nada. Borja Sáinz podía sentenciar el encuentro después de una contra conducida por Francho, pero el disparo se marchaba desviado. A continuación el peligro llegaba a la portería de Cristian tras no lograr junto al recién entrado Lluís López despejar un cuero de primeras. Finalmente, el arquero le quitó el balón de los pies a Stoichkov. Para poner el contrapunto, Jair a punto estaba de anotar el 2-0 de cabeza. A pesar de sufrir para lograrlo, los maños lo hicieron. Con una Romareda entregada, el Real Zaragoza pudo sacar los tres puntos ante el –entonces- segundo clasificado. La hinchada disfrutó y celebró de lo lindo una victoria tan merecida como vital para un conjunto que quiere mirar a la zona noble de la clasificación.

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