Ocurrió, no hace tanto, que un maleante fue apresado, juzgado y sentenciado. Al reo se le permitió pronunciar una frase que, si fuera cierta, iría 20 años a prisión, y si fuera falsa, 20 años a galeras. Para sorpresa de todos, el preso pronunció una frase que forzó al juez a indultarlo. ¿Qué frase pronunció el reo?

Cuando lo imposible es probable

Ocurrió, no hace tanto, que un maleante fue apresado, juzgado y sentenciado. Al reo se le permitió pronunciar una frase que, si fuera cierta, iría 20 años a prisión, y si fuera falsa, 20 años a galeras. Para sorpresa de todos, el preso pronunció una frase que forzó al juez a indultarlo. ¿Qué frase pronunció el reo?
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He aquí la frase del reo: “Iré 20 años a galeras”. Partimos de dos condiciones:

(1) Si la frase es cierta, irá a prisión.
(2) Si es falsa, irá a galeras.

-Si la frase (“Iré... a galeras”) es cierta, por (1) debería ir a prisión, pero si fuera a prisión la frase sería falsa, y por (2) debería ir a galeras, pero entonces sería cierta, y por (1) debería ir a prisión, y así hasta el infinito.

-Si la frase (“Iré... a galeras”) es falsa, por (2) debería ir a galeras, pero entonces la frase sería cierta, y por (1) debería ir a prisión, pero entonces sería falsa, y por (2) debería ir a galeras, pero entonces sería cierta y… etc.

EN RESUMEN: Si la frase es verdadera es falsa, y si es falsa es verdadera. El juez, enredado en este círculo vicioso, no vio más solución que indultar al reo.