Con la noticia del asesinato de un niño de 9 años a manos de un ser maléfico y reincidente solo me vienen pensamientos malos. A esa persona la deberíamos matar entre todos lentamente... 

A veces hay sentimientos como el odio y el rencor que, además de retroalimentarnos de emociones negativas, no nos dejan avanzar en nuestras vidas y ser felices. Son emociones que generalmente van acompañadas de otras connotaciones negativas, como son la rabia, la ira y la agresividad. Las personas que sienten odio hacia otras personas suelen tener motivos y una razón de base que hace que se despierten esos sentimientos negativos de una forma muy intensa. Pero bajo esta actitud no se está haciendo daño a quien correspondería, sino todo lo contrario, se hace daño a uno mismo. Hay que aprender a soltar y a olvidar el dolor dejando en manos de quien procede, gestionar las consecuencias de este tipo de acciones. No se puede vivir deseando y haciendo el mal a los demás porque entonces, y sin pretenderlo, te conviertes en la misma persona a quien odias. Para vivir en paz es importante preguntarnos si nuestro odio nos aporta algo positivo o si nos hace mejores personas. Debemos aprender de las situaciones que nos generan aversión para revisar aspectos de nuestra vida que nos permitan fomentar el comportamiento que deseamos que manifiesten los demás, como puede ser el respeto, el amor y la comprensión. Mi consejo: si el odio no te permite avanzar y no te sientes capacitado para gestionarlo, lo mejor es que acudas a un especialista de la salud mental.

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