La Sociedad Deportiva Huesca cosechó su segunda derrota consecutiva, esta vez en casa ante el Real Oviedo, y empieza a sonar el runrún alrededor del conjunto altoaragonés. Volvió a caer con un gol muy tempranero que dejó tocado al equipo desde el comienzo, y como dijo el míster, Nacho Ambriz, “está faltando esa solidez defensiva que necesita”. De hecho, el último tanto viene de un duelo individual que gana Obeng a Cristian Salvador y que decanta la balanza para hacer el 1-2 definitivo.
Como bien explicó el técnico, en fútbol gana “el que menos errores comete”, y los carballones “no lo cometieron”. Por su parte, los oscenses gozaron de ocasiones que no concretaron, lo que implicó la derrota final. Fueron “matices” que deciden un partido, pero reiteró el entrenador que el Huesca, en sus dos últimos partidos, “no ha estado tan bien como al principio”.
Lo que sí hizo Ambriz fue lanzar un mensaje de esperanza: “El equipo va a mejorar mucho. Hay que estar tranquilos”, afirmó en su comparecencia. Los jugadores “están molestos y no queda más que preparar el partido ante el Lugo”. El ánimo “no puede decaer”, sino que deben tener la vista puesta “en mejorar ofensiva y defensivamente y estar mucho mejor en las vigilancias”. Eso sí, “nada que con trabajo no se pueda corregir”.
Alegó el míster que los oscenses tuvieron ocasiones para ganar el partido, y que en determinados tramos del partido, fueron mejores que los carbayones. En el segundo tiempo tuvieron llegadas, pero “no concretaron”. Escriche y Marc Mateu tuvieron varias, y aunque tras el empate Ambriz pensó que se llevarían el choque, fueron los visitantes quienes desequilibraron el marcador.
El partido quedó empañado, además, por la expulsión de Jorge Pulido, que vio dos tarjetas en unos segundos por protestar al colegiado. El capitán estará sancionado al menos un partido y el Huesca lo perderá para el partido ante el Lugo.
