Opinión

Noticias de no verano de la cuarta provincia

Todos los meses de agosto los medios de comunicación rellenan su contenido con más tontadas de las ya habituales. Esos temas que nos venden como fundamentales y periclitan al cuarto de hora cuyo objetivo es tensionar, tener a la sociedad preparada…

Este año los temas Afganistán, duración de efectos de las vacunas, reconversión de la Selección Española de Baloncesto, Mbappé y ruina del Barça o ver si se celebran o no los Pilares expresan un efecto de mantenimiento de noticias, dado que ya no se pueden publicar aquellas 10 páginas dedicadas a las fiestas de San Lorenzo, Ejea o San Mateo de Monzón.

Lo mismo pasa en Soria, a la que cada verano ausculto su celtibérico pulso. Me voy a centrar en proyectos novedosos urbanos y recientes reivindicaciones de la plataforma “Soria Ya” que puede pasar a la acción política como su homóloga turolense e incluso presentarse a las elecciones municipales.

Obligación aragonesa y especialmente zaragozana existe con este territorio que forma parte del afecto de unos 100.000 residentes en Zaragoza y los dañados colateralmente. Como es mi caso por la vía de mi gran amigo Julio Puente o componente de triunvirato universitario, Mar Martín, aún hoy residente en la cabeza de Extremadura.

El año pasado la visité y quedamos en la estación de Ferrocarril en que se grabó una escena de Doctor Zhivago y se come excelentemente, a los fogones creativo cocinero zaragozano. Dar una vuelta por el entorno de la estación, no muy lejano al estadio “Los Pajaritos”, llegar a la ciudad por la carretera parcheadísima entre Ágreda y la ciudad o que te cuenten cómo fue la situación y recursos que tuvieron los hospitales sorianos en lo más duro de la pandemia, encoje el corazón.

Ese que se abre en los sabinares y robledales al oeste de Valonsadero, esos pulmones que se renuevan de olor a pino en sus sierras y cañones.

La plataforma “Soria ya” está inequívocamente centrada en dos cuestiones nucleares. La primera es común a la aragonesa fuera del Valle del Ebro. Se trata de la supresión de transportes públicos que dan servicio hacia la ciudad y capitales comarcales y paran en los pueblos sorianos con media de edad de pobladores de setenta años, esos que como aquí se han quedado sin caja de ahorros.

La plataforma, además, ha exigido una distribución acorde con la despoblación y envejecimiento de la misma de los fondos post Covid: Next Generation. Esos que existen grandes tentaciones en repartirlos según rentabilidad política o laminación de efectos indepe con destino a los Aeropuertos de Madrid y Barcelona y sus polos de ya desarrollo. Casi en su totalidad.

Cualquier pequeña ciudad se daría con un canto en los dientes con el buen uso del Fondo Especial de Teruel en su aeropuerto, lo que es una idea sentida, planificada y parida desde el Gobierno de Aragón.

¿Le va mejor a Soria en la periferia de Valladolid o mejor debería ensayar relaciones directas con Zaragoza, por pasión, y Madrid la que les llevó el brote, por devoción y conveniencia?

Relacionar la provincia con la producción de aromáticas de más calidad del mundo fue un logro semejante al de la consolidación de la miel y lavanda de la Alcarria, dirigido al mercado madrileño.

Soria ciudad es un lugar poético que adolece de un proyecto Dinópolis y que tampoco cuenta con un Pirineo espectacular a sus espaldas. En mitad de uno de los territorios de mayor calidad medioambiental de Europa, ha sido ciudad a veces especializada en atletismo de élite, siempre sobresaliente en industria agroalimentaria (la mejor mantequilla del mundo con la asturiana o la de la Serra del Cadí) pero sus iniciativas, quizá porque sea difícil llegar, han de contar con ello como ventaja.

La calidad de su arbolado urbano, su no contaminación, la huida de los cultivos vinícolas altura arriba buscando frescor… son factores de desarrollo que por desgracia de cambio climático allí están y más estarán.

El Proyecto Soria 2030 persigue perfilarla como referente en políticas de transición ecológica para lo que se puede tomar el ejemplo permanente en la materia de Vitoria-Gasteiz.

Pero luego el día a día pasa como en Aragón por la ocupación de lo vaciado por conveniencia y dependiente de jubilaciones, de lo aparentemente no pensante, por mega proyectos de minería, granjas consuntivas de agua o demás industrias derivadas del cierzo.

Bécquer no era idiota ni Machado un ganapán.

Soria tiene neumonía y reuma, esas enfermedades hoy no tratadas puesto que las estadísticas solamente a lo más nuevo se refieren.

Escrito mientras devoro un vino delicado de altura “Ribera del Duero” de San Esteban de Gormaz con una ración de picadillo, precedida de una bolsa de crujientes patatas fritas de Añavieja, mis favoritas hasta que pruebe las de Cella.