Los vecinos del Gancho piden medidas para acabar con la delincuencia en el barrio

El número 40 de la calle Cerezo ha generado problemas últimamente por los okupas
photo_camera El número 40 de la calle Cerezo ha generado problemas últimamente por los okupas

La okupación, el desalojo de viviendas, las detenciones, el tráfico de drogas o la venta de objetos robados son una constante cuando avanza la tarde en el barrio del Gancho. La confluencia de la calle Boggiero con Cerezo, y un poco más adelante con San Pablo, es el lugar preferido para estas fechorías. Entre los vecinos hay “preocupación”, y ven con asombro la pasividad de las instituciones. Por ello, piden medidas concretas para acabar con esta situación.

El vicepresidente de la plataforma de afectados del Gancho y Pignatelli, Javier Magén, ha explicado con pelos y señales lo que se vive a lo largo del día en esta zona. Por las mañanas “no suele haber problemas”, pero conforme pasa la tarde empieza lo serio. “Van apareciendo las distintas etnias que aquí conviven para delinquir. Los menas campan a sus anchas traficando con todo tipo de estupefacientes”, ha declarado.

Según ha señalado, ese es solo el comienzo. “Luego vienen yonkis que se dedican a robar para vender en estas calles su mercancía. Hay una importante compraventa de objetos robados”, ha continuado. También “están colapsando edificios”, y en poco más de dos meses “han colapsado tres del barrio”. “Se ve de todo en estas esquinas”, ha sentenciado el vicepresidente de la plataforma.

El tema de la okupación es un añadido únicamente. En poco menos de un año, hay un edificio de la calle Cerezo que lo han desalojado tres veces. En el de la misma calle que hace esquina con San Pablo prendieron fuego “y salió en todas las noticias”. Ahora el problema se encuentra en el número 40 precisamente de la calle Cerezo.

Hasta esta situación se ha llegado “porque hay una dejación de funciones, sobre todo en las concejalías de Acción Social, de Urbanismo y Policía Local”. No hay “una inspección real de edificios” para que el Ayuntamiento “actúe si los propietarios no pueden por dificultades económicas”. “Es un despropósito y no podemos seguir así”, ha indicado el portavoz de la asociación.

Soluciones claras

El Ayuntamiento, según ha explicado Magén, “está atrayendo el principal foco de las viviendas sociales al barrio”. Son gente sin recursos que no gasta en la zona “porque no tienen medios para comprar”. En estas circunstancias, “está cerrando todo el comercio”. Y en los que quedan, muchos de quienes habitan en las viviendas sociales “se dedican a robarles”, lo que convierte el barrio “en un no vivir”. Frenar la construcción de viviendas sociales o repartirlas por la ciudad y empezar la rehabilitación de las actuales es la propuesta de este colectivo.

Según ha señalado el portavoz, han solicitado reuniones “con varias entidades del Consistorio”, pero rara vez respuestas favorables. Y cuando lo hacen, “todos afirman que esta cuestión no es de su competencia”. La idea es “una reunión a tres partes con el Gobierno de Aragón, el Ayuntamiento de Zaragoza y las asociaciones de vecinos para consensuar la remodelación el barrio”. “El problema está en que seguimos sin recibir respuesta para concertarla”, ha sentenciado el vicepresidente de la asociación.