Restaurado el retablo mayor de la parroquieta en la catedral de Albarracín

A lo largo del el curso se ha realizado una restauración integral de la obra
photo_camera A lo largo del el curso se ha realizado una restauración integral de la obra

Entre el 2 y el 20 de agosto se está llevando a cabo el curso de restauración de retablos, organizado anualmente por la Fundación Santa María de Albarracín. El curso, dirigido a profesionales de la conservación y restauración de bienes culturales, reúne a diez alumnos, todos ellos con el grado universitario terminado y muchos con el máster por finalizar o ya adquirido.

El curso está a cargo del profesor de la Escuela Superior de Conservación y Restauración de Escultura de Valladolid, Ignacio Barceló. Tiene un carácter eminentemente práctico. En esta ocasión se está interviniendo el Retablo Mayor de la Capilla de la Inmaculada -más conocida como Parroquieta-, ya que durante años tuvo función de parroquia.

El retablo es una obra de la segunda mitad del siglo XVI con una importante transformación en el siglo XVIII. Dicha transformación se realiza seguramente con el cambio de función de la capilla. En ese momento, a la mazonería renacentista se le elimina la calle central, y son sustituidas las pinturas sobre tabla que ocupaban este espacio por una hornacina con una imagen de bulto redondo de la Inmaculada, talla realizada en el siglo XVIII y un sagrario. Las calles laterales, tanto en el cuerpo central como en la predela, conservan las tablas originales. En época reciente, se recuperó la tabla del ático, con un magnífico calvario, colocándose en su ubicación original.

A lo largo del el curso se ha realizado una restauración integral de la obra; limpieza generalizada tanto mecánica como química, eliminación de repintes en las pinturas sobre tabla y sagrario, reintegración volumétrica en mazonería, reintegración cromática y protección final del retablo.

Durante los distintos procesos se han podido comprobar una serie de intervenciones y actuaciones que han comprometido el estado de conservación de la obra. Entre las patologías más destacadas se encuentra una erosión generalizada de la capa pictórica. En estas zonas de pérdida se encontraban una serie de repintes que desvirtuaban por completo la calidad técnica de las pinturas, y en otros espacios dichos repintes ocultaban la policromía original. Gracias a la limpieza que se ha realizado se ha recuperado el cromatismo que el artista quería.

Caso distinto es el de la mazonería, ya que se ha mantenido el repolicromado, una plata corlada imitando oro que oculta la policromía original. Se han hecho pequeñas catas y se aprecia perfectamente el oro y las distintas tonalidades del policromado del siglo XVI. El hecho de no recuperar la policromía subyacente a la visible es sencillo de entender, la que puede admirarse tiene una calidad técnica correcta y es anterior al S. XVIII. Se está ante una intervención de carácter histórico y, por otro lado, se desconoce el estado de conservación de la que queda oculta. Por lo tanto, ambas circunstancias obligan a mantener el repolicromado.

Por último, se debe señalar que todas y cada una de las actuaciones se han regido por los criterios autorizados por las instituciones nacionales e internacionales competentes en la materia. Además, se recuerda que estos cursos se organizan en colaboración con el Inaem y el IPCE (Instituto de Patrimonio Cultural de España).