Los cursos de verano más antiguos de España se encuentran en Jaca

Estudiantes participantes en el curso de Formación de Profesores de Español como Lengua Extranjera en 2020
photo_camera Estudiantes participantes en el curso de Formación de Profesores de Español como Lengua Extranjera en 2020

En el año 1927 la historia de la educación española cambiaría para siempre. Fue entonces cuando la Universidad de Zaragoza decidió apostar por un tipo de formación que, a día de hoy, es la más antigua de España en su especie. Son los Cursos Extraordinarios de Jaca, que este 2021 celebran nada menos que su 94 edición y cuyo avance solo pudo detener temporalmente la Guerra Civil durante esos años de dolor. Se trata de unos eventos con sello aragonés que colocan a la educación en el centro de todo y donde estudiantes locales, nacionales e internacionales confluyen con un mismo objetivo: aprovechar la temporada estival para seguir aprendiendo.

Es un año muy importante para nosotros porque hemos aumentado la oferta y disponemos de 91 cursos. De hecho, se ha cuadriplicado el número tanto de estudiantes como de cursos en muy poco tiempo. Hay 45 universidades en total que ofrecen estas formaciones de verano. Nos sigue ganando la UNED y la Complutense, pero estamos muy contentos de ser la tercera de España en este sector”, comenta Ignacio Peiró, director de los Cursos Extraordinarios de Jaca.

Unos 1.200 alumnos y más de 600 docentes participan en estas jornadas educativas cuya capital del conocimiento es la ciudad oscense de Xaca, en aragonés. Sin embargo, la oferta se distribuye en un total de 16 sedes entre las que se encuentran los municipios de Calatayud, Albarracín, Daroca, Ejea de los Caballeros o Aínsa. Todos apuestan por enseñanzas variadas que van desde la literatura, pasando por el arte y llegando hasta la ciencia.

Ponencia inaugural en la que se dio el pistoletazo de salida a los Cursos Extraordinarios de Jaca 2021

Además, los profesionales que participan están en el top de sus respectivas materias. El expresidente del Senado, Manuel Cruz, se encargó de la inauguración; la cantante que obtuvo el galardón a Mejor Canción en los Premios de la Música Aragonesa, Isabel Marco, dio un concierto social y feminista hace tan solo unos días; y la renombrada investigadora, Patricia Sancho, impartirá próximamente un curso sobre su especialidad, el cáncer de páncreas. “Tenemos un equipo increíble y estoy muy orgulloso: se han esforzado al máximo para dar lo mejor. Animamos a todo el mundo a que venga a Jaca o a cualquiera de nuestras sedes este verano”, afirma Peiró.

Estos cursos estivales tienen mucho que ofrecer. Cuando a la estudiante de periodismo por aquel entonces, Sofía Villa, un amigo le comentó su existencia, ella no dudó en escoger los de formación de profesores de Español como Lengua Extranjera (ELE). “A mí me encanta la lengua castellana y también enseñar cosas nuevas a los demás. De hecho, cuando me encontraba ocasionalmente con extranjeros siempre les decía esto se dice así… esto asá…”, comenta Sofía.

No solamente los escogió por placer, sino también por una perspectiva de futuro: “Pensé que serían una buena vía para acceder al mundo laboral. No tengo intención de que sea un empleo estable o el trabajo de mi vida, porque yo soy periodista, pero es una buena manera de ganar dinero y seguir ligada a mi profesión a través de mi herramienta fundamental: el castellano”.

Este año se ha llevado a cabo un curso donde se abordaban asuntos relacionados con la Guerra Civil

Comenzar esta aventura en Jaca era un claro incentivo para ella: “La verdad es que es un lugar ideal. En verano se está muy fresquito, pero además, ahí han compartido muchas historias diferentes personalidades de la literatura y de la enseñanza del español”. Sofía no se enfocó solamente en entender el intríngulis de la lengua, sino que realizó excursiones por la ciudad, conoció a gente nueva y fue una forma útil de aprovechar ese mes de agosto.

La dinámica de estos cursos en específico es como la de cualquier curso tradicional, con una parte teórica y otra práctica. Esta primera se encuentra dividida en diferentes módulos: uno versa sobre gramática, otro sobre las TICS, otro sobre compresión lectora… “En ocasiones veíamos algún vídeo para observar una clase real. Al final teníamos que entregar una memoria de cinco o seis hojas reflexionando sobre lo que habíamos aprendido”, añade Sofía.

El verano pasado, justo cuando la pandemia seguía en pleno apogeo, gran parte de esa dinámica cambió: “No pudimos hacer muchas cosas en grupo debido al Covid. Pero lo que sí que realizamos unas prácticas de entre 15 y 20 horas que normalmente se hacen allí, en Jaca, con estudiantes Erasmus que empiezan el nuevo curso en Zaragoza. Con el tema de la pandemia fueron muy pocos y, en mi caso, me las trasladaron directamente a Unizar. Había alumnos alemanes, franceses, ingleses… Está muy bien porque tú mismo te organizas el material y das las clases”.

Los Cursos Extraordinarios de Jaca celebran este año su 94 edición

Unos finalizaron su formación en Jaca con éxito y otros llegan para comenzarla. Es el caso de Virginia Navarro, otra joven que acude este año a la capital de la Comarca de la Jacetania a curtirse en el arte de la docencia del español. Ella comparte ese motivo laboral que ha recalcado Sofía, pero se añade uno muy especial: “Tengo prensado irme a Austria a vivir y mi objetivo con estos cursos es encontrar trabajo. Además, me encanta conocer otras culturas. Quiero mudarme fuera una temporada para vivir la experiencia y ganarme la vida de alguna manera”.

Su condición de nativa en la lengua española cree que le va a suponer una ventaja extra en este ámbito profesional. “Además, pienso que estos cursos tienen futuro, porque el español es un idioma que cada vez se estudia más. La gente que conozco y que se ha formado en esta rama ha encontrado empleo pronto. Mi amiga Amelia es traductora y estuvo una temporada viviendo en China. Después de hacer los cursos de ELE, tardó muy poco en dar clases a estudiantes chinos de forma online. Es un ejemplo de país que demanda estos servicios”, relata Virginia.

Un año después de lo aprendido en Jaca, nuestra primera protagonista, Sofía, ha encontrado trabajo en una academia de su actual hogar, Sevilla, dando clases de español a jóvenes refugiados. Esos cursos le han servido para conseguir uno de los objetivos que se propuso inicialmente: “Aunque aprendí mucho en las formaciones, el trabajar con refugiados es una historia totalmente diferente. En Jaca nos enseñaban a impartir clases de manera general, pero hay personas que tiene situaciones especiales a las que es importante adaptarse”, asegura.

Sofía da clases desde el nivel más básico (A1) hasta el intermedio avanzado (B2) pero algunos de esos chicos no saben ni leer ni escribir, algo que según ella, “no te enseñan en los cursos de ELE, porque forma parte de la propia cultura”. Aun con todas las dificultades, se trata de una actividad que le produce mucha satisfacción personal. “Este trabajo me llena plenamente y ellos te lo agradecen enormemente. Necesitan el español para vivir, para sobrevivir. Su vida depende de aprender el idioma y es muy satisfactorio brindarles mi ayuda. Te llenan el alma”, finaliza.