Automedicación: un error difícil de evitar

La gran mayoría de medicamentos presentan efectos secundarios que pueden afectar negativamente a la salud
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El pasado 21 de junio se dio el pistoletazo de salida a una de las estaciones preferidas de los aragoneses: el verano. No será precisamente por el calor sofocante, sino porque empieza una época en la que es posible pasar tiempo con la familia de vacaciones y desconectar de la rutina. Durante los cambios de estaciones la meteorología se revoluciona y aparecen catarros esporádicos u otro tipo de dolencias. Para paliar sus efectos, acudimos al mítico botiquín lleno de medicamentos para encontrar en él una pastilla que trate los síntomas. Se trata de la automedicación, un error difícil de evitar que puede desencadenar efectos adversos.

“Ahora vivimos un momento de cambios de temperaturas y solemos resfriarnos. En la farmacia siempre notamos bastantes casos de este tipo. La gente viene, nos pregunta y nosotros aconsejamos de la mejor forma que podemos. Pero hay quienes no vienen y acuden directamente a su caja de medicinas, algo que sin duda es un error”, explica la farmacéutica comunitaria, Laura Martínez.

Los farmacéuticos aconsejan a los clientes para conseguir el tratamiento adecuado

La automedicación podría ser algo así como “el uso de medicamentos que hacen los propios pacientes a la hora de tratar cualquier problema de salud”. Para Martínez, la automedicación responsable hasta cierto punto puede ser correcta, pero asegura que los pacientes no cuentan con la información necesaria para tomar una decisión fundada al respecto.

“Debemos alejarnos de la tentación de acudir al botiquín en el que guardamos medicación de otras patologías previas y que incluso pertenecen a otros familiares o convivientes. Esto no se debería hacer, de hecho, una vez que finalizado el tratamiento hay que tirar los medicamentos al punto limpio de las farmacias”, comenta Martínez.

La automedicación es una actividad común y un error que puede causar consecuencias

Cada situación, patología y persona es diferente: “A todos no nos sientan bien las mismas cosas. Es por ello que debemos acudir a un profesional sanitario para que nos cuente qué es lo que nos ocurre, identifique el problema y proponga un tratamiento para ello”.

Medicamentos como paracetamol o almax pueden ser accesibles para todos sin receta pero los antibióticos son una cuestión mayor. “Los que requieren de prescripción médica contienen sustancias que pueden causar efectos secundarios. Los de venta libre son para patologías menores: un dolor, una fiebre, una acidez… En este caso lo mejor es pedir consejo farmacéutico para concretar aspectos de posología y conservación”, expresa la farmacéutica comunitaria.

En más de una ocasión hemos podido presenciar a clientes enfadados en las farmacias por no conseguir una medicación determinada. Todo tiene su explicación: “No podemos venderlos. En las farmacias nos sometemos a inspecciones que debemos cumplir. No queremos hacer volver a los clientes al médico sin ningún motivo, todo lo contrario, necesitamos la receta para conservar su salud y la salud pública en general”.

Los profesionales sanitarios son los que conocen la posología y estado de conservación de los medicamentos

Y esas normativas son más que necesarias, porque las típicas pastillas que podemos encontrar en cualquier domicilio para calmar síntomas pueden provocar daño a largo plazo. Martínez recalca que “el ibuprofeno de 400 es suficiente para tratar afecciones leves y moderadas y no produce efectos secundarios, a diferencia del de 600 que requiere de receta”.

Hay quienes intentan desafiar esta premisa. “Hay gente que, por ejemplo, parte las cápsulas para ingerir la dosis deseada. Esta no es la solución. Acabaría tomando una posología que no le corresponde y estaría expuesto a ciertos peligros propios de los antiinflamatorios que son evitables”, subraya la experta.

La automedicación no solo consiste en tomar medicamentos por cuenta propia. Hay algo más: “También es automedicación el hecho de que te receten algo y dejarlo de tomar cuando quieras. No debemos interrumpir el tratamiento que un profesional ha indicado por un plazo determinado. Si hay que dejar de tomarlo por algún motivo, es mejor consultarlo”.