Opinión

Emancipación juvenil

Acaba de presentar el Injuve el informe correspondiente al año 2020 en el que se aborda, entre otros temas, la emancipación de los jóvenes en España. En él se refleja que nuestros jóvenes se emancipan comparados con otros países europeos muy tarde, debido mayoritariamente a la falta de un empleo adecuado y a la falta de vivienda. En definitiva, la emancipación se conseguiría con un salario adecuado que les permitiera acceder por alquiler o compra a una vivienda.

La realidad es que los jóvenes nos molestan a los mayores porque son inconformistas (como éramos nosotros, no lo olvidemos), y no sabemos cómo tratarlos de forma adecuada. Por ello, a mi entender, nos desentendemos de ellos y no les proporcionamos lo que ellos y ellas realmente necesitan, que son puestos de trabajo adecuados a su preparación, pero también, las competencias laborales requeridas por el mundo laboral.

Me permito hacer una sugerencia, respecto a la adquisición de las habilidades para el trabajo a lo largo del presente tiempo estival. Para ello, propongo que se aprovechen los meses de verano para introducirse en el mercado laboral y adquirir muchas de las competencias básicas que se precisan en cualquier puesto de trabajo y que desgraciadamente no proporciona nuestro sistema educativo.

Hace unos días, D. Aurelio López de Hita, presidente de Cepyme-Aragón, señalaba que no podían cubrir muchos puestos de trabajo especializados por falta de trabajadores adecuados y, por otro lado, los empresarios del sector turístico se quejaban de la falta de personal para atender la fuerte demanda veraniega. Pues bien, en Canadá y Estados Unidos, por ejemplo, los universitarios aprovechan los meses de descanso para trabajar en este sector u otros, con lo que consiguen dos cosas: por un lado, ganar un dinero que les permita una cierta autonomía y, por otro, aprender cómo introducirse en el mundo laboral.

Yo cuento en la actualidad con 70 años, y en mis años universitarios, mientras me lo permitió la mili, fui dos veranos a trabajar a Inglaterra, cosa muy común entre los jóvenes en aquella época. Un año estuve como peón en una fábrica y otro, como camarero en un restaurante. Ello me permitió conocer un nuevo país, ganar un dinero independiente de mis padres, iniciarme en un idioma extranjero y aprender a conocer el mundo laboral. Esta experiencia ha sido determinante a lo largo de toda mi vida pues me ha hecho valorar a los trabajadores/as que ocupan puestos de trabajo sin cualificar o cualificados y entender cómo funciona el sistema productivo.

Por ello, concluyo. Solicito de las Administraciones y empresas que propicien puestos de trabajo adaptados a los conocimientos de nuestros jóvenes, ya que las estadísticas nos dicen que entorno al 30% de los jóvenes ocupan puestos de trabajo para los que tienen un exceso de cualificación; pero también, sugiero a éstos jóvenes que aprovechen el tiempo de verano para adquirir competencias laborales en puestos de trabajo temporales.