Iñaki Alday es arquitecto y el decano de la selecta Escuela de Arquitectura en la Universidad de Tulane (Nueva Orleans), una de las universidades de investigación más importantes a nivel internacional. Además, el arquitecto compatibiliza su carrera académica y de decano con su carrera profesional como uno de los fundadores de Aldayjover, los cuales han realizado numerosas obras en Zaragoza: el paseo de la Independencia, la línea del tranvía, el Parque del Agua o edificios como el centro deportivo de las Delicias.
También se han encargado de obras por todo el mundo, ya que están trabajando para el Banco Mundial como consultores de referencia en Sri Lanka, Argentina y otros varios países. Ahora están desarrollando el bosque metropolitano de Madrid, un proyecto que cuenta con unos cuantos miles de hectáreas.
Pregunta.- ¿Está trabajando actualmente en algo relacionado con Aragón o Zaragoza?
Respuesta.- No. Hemos estado trabajando mucho en Aragón desde que arrancamos con el parque de Zuera, que fue la primera vez que se dibujó la inundación en el espacio público. Convertimos esa intuición que parecía una locura en una de las claves de cómo manejarse con los ríos y las riveras. En los años 2000 hicimos muchos trabajos en Zaragoza, pero desde el Parque del Agua y el tranvía no hemos tenido ocasión. ¡Esperemos que haya un tranvía línea dos pronto!
P.- ¿Le gustaría trabajar en algún proyecto en la capital aragonesa?
R.- Muchísimo, es mi ciudad de nacimiento. Aunque nuestro despacho esté fundamentalmente entre Barcelona y Nueva Orleans, Zaragoza es mi ciudad.
P.- Su conferencia en Zaragoza ha tratado sobre “El potencial de la arquitectura en las infraestructuras urbanas”, ¿de qué manera influye la arquitectura en este ámbito?
R.- Las infraestructuras son el gran campo de inversión en este momento en el mundo. Cuando trabajamos para el World Bank (Banco Mundial), trabajamos en la integración de infraestructuras. Ahí es donde se está invirtiendo el capital, esos son los grandes gastos. Desafortunadamente, las infraestructuras durante muchos años se han estado diseñando con una única lógica. Ahora no podemos diseñarlas así, sino que tenemos que entender cuál es el impacto que tienen en el territorio y diseñarlas para que sean mucho más complejas, para que sirvan a dos, tres cosas…
P.- ¿Puede ponerme un ejemplo de este tipo de nuevo diseño de infraestructura?
R.- En Sri Lanka estamos transformando la idea de una protección contra inundación, 20 kilómetros de río pasando por la capital, Colombo. Como infraestructura de lógica única se iba a convertir en una barrera entre la ciudad y el río, nosotros lo estamos transformando también en un parque. Así, en vez de tener una barrera, Colombo va a tener 20 kilómetros en un lado y otros 20 kilómetros en el otro de parque lineal. Este es un ejemplo de cómo pensar las infraestructuras híbridas, que tienen que funcionar para muchas más cosas que no la única en la que hemos estado fijándonos siempre. Por tanto, ese es el discurso, lo que estamos trabajando con el World Bank y lo que quiero comunicar en la conferencia, la gran oportunidad de los arquitectos, paisajistas y de la gente que diseña.
P.- Cuéntenos las ideas principales de su conferencia.
R.- Explico con ejemplos cómo hemos desarrollado esta línea de trabajo en infraestructuras híbridas con agua. Por ejemplo, el Parque del Agua en Zaragoza amortigua la inundación del Ebro. Tenemos imágenes en las que el valle está completamente inundado y el Parque del Agua hace como de “colchoneta” que la suaviza y la trae dentro del cauce del Ebro, para después volver a desbordarse. El parque actúa como una infraestructura de manejar la inundación.
P.- ¿El Parque del Agua sería entonces un ejemplo de este “potencial” de la arquitectura en Zaragoza?
R.- Sí. El Parque del Agua maneja la inundación, genera ecologías para la ciudad, servicio social para la gente, limpia el agua para los canales y las balsas de forma natural con filtros verdes… Por tanto, podemos pensar que un parque, un espacio público, además de ser un sitio para la gente es un lugar para los animales, la fauna, la ecología, el agua, la depuración del agua o la amortiguación de las inundaciones, entre otros.
P.- ¿Hay algún otro ejemplo de este tipo de infraestructuras en la ciudad de Zaragoza?
R.- Sí y yo creo que tenemos que seguir haciendo más. El trabajo que hicimos con el tranvía era un trabajo en el que el meter los carriles eran la oportunidad para transformar los bulevares que se habían quedado obsoletos y abandonados. Los bulevares, cuando yo era crío, se utilizaban para aparcar, después se quitaron los coches y se pusieron los jardines elevados para proteger. Cuando proteges no dejas pasar. Los bulevares estaban completamente vacíos, la gente no iba. Por tanto, sí, hay que pensar en el tranvía como un medio de transporte súper eficiente, pero a la vez vamos a darle prioridad a las bicicletas -es el carril bici más usado de Zaragoza, creo que dos veces más que el siguiente- y a la gente andando. Hay gente que ahora va allí a pasar el rato y a estar con los niños, pero hay también muchísima gente que va andando al trabajo. Antes el ir por las aceras y cruzar constantemente te retrasaba, tardaban mucho, pero ahora van con prioridad y llegan antes a trabajar. Pensar que el tranvía te da ocasión de generar espacio público es otro ejemplo de hibridación.
P.- Entre sus proyectos en Zaragoza ha desarrollado la reforma del paseo de la Independencia, plaza de España y plaza Aragón, ¿está satisfecho con el resultado?
R.- Bueno cuando lo has diseñado no, porque ves todos los errores. Una vez superas los errores y ves que la gente lo usa y está satisfecha pues te olvidas de las pequeñas equivocaciones, las imperfecciones y esas cosas que muy obsesivamente te ponen de los nervios. No hay nada que sea más satisfactorio que, algo en lo que tú has participado, la gente lo use. Cuando ves a la gente en el Parque del Agua y disfrutando dices: “¿qué cosa mejor se puede hacer que un proyecto así?”. O Independencia, que fue un proyecto muy polémico en su momento, cuando ves a la gente ocupándolo, ves manifestaciones que ocurren, ves exposiciones con los leones puestos de colores y ves que el espacio sirve para tantas cosas, que se usa bien y que la gente disfruta, pues se te olvidan los mal sabores.
P.- ¿Cómo ha visto la evolución del Parque Metropolitano del Agua desde que lo diseñó en 2008? ¿Ha cambiado mucho?
R.-Los parques son como los bebés: nacen muy feos y mejoran con el tiempo. Nacen feítos porque no tienen pelo, están arrugados… y con el tiempo la vegetación surge, los árboles están estupendos en ese ambiente de río, el cual fertiliza y hace que las plantas crezcan más y mejor. Nos gustaría que se cuidaran algunas partes. Es importante que se repiensen algunas piezas que han quedado obsoletas o que no se han usado bien. Deberíamos sentarnos y hablar de cómo ponerlas al día. En otros países está más claro que la arquitectura, los parques y los espacios públicos son patrimonio cultural. A nosotros nos toca preservar las cosas que estamos haciendo y tratarlas bien para los siguientes.
P.- ¿Qué quiere decir con que los espacios públicos son patrimonio cultural?
R.- Ya te digo, en otros países lo tienen muy claro. Las obras que tienen reconocimiento se cuidan, se protegen y se tratan bien porque vendrá más gente. Esto en España no lo tenemos tan claro. Sería bonito que hubiera ese cuidado de las cosas que tienen valor y que son una referencia en el mundo. El Parque del Agua se estudia en todas las escuelas de arquitectura y paisaje del mundo, es una obra muy importante. Entonces estaría bien cuidarla, mantenerla como patrimonio cultural, no solo como jardín o como parque, sino como algo que va a pasar generaciones y que está explicando un momento de cambio en la Historia. De diseñar jardines a diseñar espacios mucho mas complejos con la ecología, con elementos de los que antes nos protegíamos y que ahora hemos incorporado a la vida de la ciudad.
P.- La plaza de Santa Engracia ha sido remodelada recientemente, ¿qué le parece el resultado?
R.- No la he visto, tendré que ir a verla. Lo que hemos aprendido es que el espacio público, o al menos a nosotros nos parece siempre muy importante, es como un tablero de juego en el que tienes que jugar a muchos juegos diferentes. Así que no puedes diseñar un tablero de la Oca, porque solo puedes jugar a la Oca. Hay que diseñar un tablero de ajedrez, en el que puedes hacer damas, ajedrez y otras cosas. ¿Por qué? Porque la gente es muy distinta, juega a diversos juegos, usa de distintas maneras el espacio público. Por lo tanto, cuanta más libertad de usos da, mejor. Tienes que tener unos buenos suelos, lo más llano posible para tener accesibilidad universal, tienes que tener buenas sombras, tienes que tener la posibilidad de que una persona esté bien y 50 también estén bien. Para ello el espacio público tiene que ser flexible y tener pocos accidentes, pocos caprichos, por así decirlo.
P.- ¿Hacia dónde tiende la arquitectura del futuro en las ciudades?
R.- Estamos cambiando la forma de entender la ciudad. La ciudad ya no se acaba en el último edificio, ahora tiene tamaños variables en función de cómo la piensas. Tiene un impacto muy grande en los sistemas de basuras, de comida, de agua… Impacta en el territorio mucho más allá de su frontera. Tenemos que pensar en la ciudad como un elemento vivo que está relacionándose con otros elementos vivos como los ríos, los cuales no son un canal que hay que tener controlado, sino que crecen, decrecen, llevan ecologías, llevan animales, plantas… Tenemos que cambiar ese concepto de ciudad estática que tiene la forma que tú le des por el de organismo vivo en continuo movimiento.
P.- ¿Cómo conseguimos eso?
R.- Para eso debemos pensar en la energía de otra manera. Tenemos que ir a emisiones cero inmediatamente, dar prioridad a la gente sobre los coches y otros medios que impactan en la ciudad y que los asumimos como castigo, sin ponerlos en crisis. Tenemos que diseñar una ciudad para todos: para niños, mujeres, gente mayor, gente que trabaja, gente que no trabaja…Ya no es una foto fija, es un ser vivo.