Una mirada distinta a través del paraje natural de El Caracol

Los jóvenes de Alagón y Grisén aprovechaban para tirarse por las escaleras como si de un tobogán acuático se tratase. Imagen: Turismo Ribera Alta
photo_camera Los jóvenes de Alagón y Grisén aprovechaban para tirarse por las escaleras como si de un tobogán acuático se tratase. Imagen: Turismo Ribera Alta

No hay mejor forma de conocer los entresijos que esconde el río Jalón a su paso por Zaragoza que haciendo una excursión por las localidades de Alagón y Grisén pertenecientes a la Ribera Alta del Ebro. Un sendero con poco más de una hora de duración que permite divisar los campos de cultivo, continuando por la ribera del Jalón hasta llegar al Canal Imperial.

Un paseo que ofrece la posibilidad de enriquecerse culturalmente con distintos puntos de interés. Uno de ellos, las murallas de Grisén, una infraestructura construida a finales del siglo XVIII que es considerada como la mayor construcción hidráulica de todo el siglo. Esta fortificación, levantada por el ilustrado Ramón Pignatelli, permitió hacer llegar a Zaragoza el agua del Canal Imperial de Aragón.

En el año 2000, el entorno natural El Caracol fue declarado Bien de Interés Cultural. Imagen: Turismo Ribera Alta

Las murallas de Grisén se encuentran en el entorno natural de El Caracol, que desde el año 2000 fue declarado Bien de Interés Cultural por el Departamento de Cultura y Turismo de la Diputación General de Aragón. El nombre de El Caracol se debe a que, dentro de la torre que comunica el paraje con lo elevado de la muralla, se hallan unas escaleras en forma de caracol. Estos escalones eran aprovechados por los trabajadores o viajeros que transitaban el canal cuando era navegable. Sin embargo, a día de hoy se encuentra en desuso debido a la mala conservación.

Siguiendo el camino a la vera del Jalón nos encontramos con la Almenara de San Martín, popularmente conocida como “Las Escalerillas”. Una obra que facilita la distribución del agua para el riego de los campos de la zona. Antiguamente, los jóvenes de Alagón y Grisén aprovechaban para tirarse por las escaleras como si de un tobogán acuático se tratase. Actualmente y debido a la peligrosidad de realizar ese tipo de actos, decidieron prohibir el paso.

Este entorno natural destaca por su riqueza floral y faunística. Imagen: Turismo Ribera Alta

A lo largo del trayecto, se puede contemplar las dispares aves que habitan en este paraje donde se ubican, entre otras, la oropéndola, la lavandera boyera y la focha. Las aguas, que se encuentran “en buen estado”, según el Gobierno de Aragón, presentan un aspecto turbio, pero no espumo. Sin embargo, lo que más destacan los turistas de este espacio es la variedad de peces que se hallan aquí, como anfibios y reptiles.

La diversidad de árboles como el chopo, el álamo, el sauce y el fresno hace de este entorno natural todo un espectáculo para disfrutar de una tarde con amigos o familiares. Y es que, además, esta ruta está dirigida a un público familiar y adulto, por lo que cuenta con un merendero, que dispone de asadores, mesas y bancos. Los alagoneses y grisenses acostumbran a pasar distintas festividades aragonesas, como el Jueves Lardero.

Las murallas de Grisén están consideradas como la mayor construcción hidráulica de todo el siglo XVIII. Imagen: Turismo Ribera Alta

Este espacio natural cuenta con señalización, ya que una parte de la ruta coincide con la ruta comarcal R9 Grisén y el río Jalón. Pese a que carece de dificultad, si se hace este recorrido en verano la cantidad de esfuerzo necesario va a ser elevado respecto a otras épocas del año. Por eso, desde la Federación Aragonesa de Montañismo y la Diputación de Zaragoza recomiendan realizar este sendero en primavera, otoño o invierno. Este trayecto pertenece a una de las trece rutas por la provincia de Zaragoza que recomienda la DPZ.

Si aún te has quedado con ganas de admirar los lugares que ofrece esta ruta, se puede seguir el camino visitando el Museo de arte contemporáneo Hispano-Mejicano de Alagón para conocer la colección de arte de distintos pintores aragoneses y mejicanos. Siguiendo el camino, se encuentra la Iglesia de San Pedro, una obra construida sobre la antigua mezquita.