La estrategia de Sánchez de descabalgar al PP de sus gobiernos autonómicos, que comenzó con la pifia de la moción de censura en Murcia, fue respondida por Díaz Ayuso dando a los madrileños la oportunidad de hablar. Ahora, tras la espantada de Pablo Iglesias y la desaparición de Ciudadanos en Madrid, Sánchez tendrá que repensar su propósito de tender un cordón sanitario al centro-derecha con el apoyo de sus tóxicos aliados. Pero seguramente al presidente del gobierno le faltan la humildad y el realismo necesarios para corregir el rumbo de un PSOE al que el “sanchismo” ha convertido en una triste caricatura del que fuera un gran partido de Estado. Esperemos a ver como reaccionará su propio partido en Andalucía.
Jesús Martínez Madrid