Opinión

Huesca Gastropasión

Si hubiera un Fondo Especial de Huesca para ese territorio camino del desierto demográfico, pero con la marca Pirineos Sur, en qué se estaría invirtiendo. Porque Teruel tiene sus pulsos, pero Huesca está cerca o aprisionada entre territorios confederados con fiscalidad impertinente: Navarra; independiente; Andorra como paraíso o de fiscalidad voluble y mendicante, caso catalán pero también el de la Serranía Celtibérica.

Es claro y evidente que fondos externos irían a lo que se está ya sabiamente potenciando desde esa administración magníficamente gestionada que es la Diputación Provincial de Huesca.

En plantar carrascas truferas de secano, en garantizar el transporte escolar, potenciar una segunda vida a lugares despoblados. Como también en perseverar en la preservación de Sobrarbe como entorno ecológico y geológico único en todo el Pirineo, reconocer los productos criados en el entorno estepario de los Monegros y el secano fragatino, primeros páramos en proximidad al centro de Europa.

La magnífica hostelería oscense, producto de una ponderada influencia de la vasca y la francesa de calidad y nutrida desde las mejores escuelas de hostelería del Estado sitas en el territorio, viene rindiendo un homenaje permanente a Teodoro Bardají y los magníficos fogones del Balneario de Panticosa, con cada nueva generación de profesionales. Ni el golpe al sector de la pandemia frena las iniciativas porque el giro hacia mimar los productos y vinos propios es imparable y el ciclo es de treinta años en esa dirección.

Con su respeto por la tradición en algunos establecimientos que se ha traducido en la introducción de los alimentos de calidad que producen la montaña, las flores esteparias y la faja somontana: origen de unas almendras, vinos y aceites muy equilibrados y entre los mejores del mundo.

El resultado ya reconocible es una colección de estrellas Michelín por habitante única en el interior de cocina de montaña y montaña. La opción casi alcanzada de la capitalidad española gastronómica de 2015, pero no lograda no se tradujo en desánimo alguno.

La profundización y logro de mejores y más diversos alimentos de proximidad, las estrellas para el restaurante de Aínsa y para la renovación del mítico Sotón que implican que el fenómeno desborda la ciudad capital… Con el feliz resultado que en este singular año de 2021, Carmelo Bosque y sus cuerdos perseguidores están liderando la inclusión de Huesca ciudad y provincia, efecto de unidad cementado también por la Sociedad Deportiva Huesca, en la Red de Ciudades Europeas de la UNESCO.

Del mismo modo que a Vitoria le sirvió para obtener financiación para su tranvía, para parques o proyectos de sostenibilidad y que está considerada como el ejemplo estatal de Ciudad Verde, al que intentó subirse Pamplona y para el que Zaragoza tiene muchísimos más argumentos tras la integración del Ebro en la ciudad; del mismo modo que Teruel, como destino mudéjar y paleontológico, ha recibido fondos europeos especializados y rehabilitado con sabor su maltrecha ciudad histórica; la inclusión en esta red completaría ese déficit de atención nobiliaria que Aragón ha tenido con la provincia del norte, dejada a su propia iniciativa como montaña afortunada.

La red es transnacional, la componen cerca de doscientas cincuenta ciudades mundiales especializadas en creatividad y cultura. Las renombradas por los motivos o categorías siguientes:

Especialización artesanal y en diseño: en la que aparece descollando Barcelona al tiempo que la vivísima y con influencia india Durban (Sudáfrica), Granada y Túnez por su tradición artesana, Limoges la de la cerámica, la colonial Dunedin (isla sur de Nueva Zelanda) o la ciudad con más pulso vivo hoy en USA, la Seattle de Nirvana y la serie Fraser.

Relación con la industria del cine (festivales de relevancia), para lo que Huesca ciudad tiene innegable currículo. Ser ciudad natalicia de Carlos Saura. Apartado al que pertenecen Edimburgo por su festival de teatro, Cannes, Braga en Portugal, etc.

Especialización literaria, en música y otras disciplinas artísticas, caso especialmente evidente es el de la ciudad de Weimar por Goethe, la sueca Nörkopping por su auditorio y temporada de conciertos o Dublín, en que en cada generación de músicos tradicionales asombran al mundo.

Especialización en gastronomía, inclusiva de tendencias como la apuesta por los alimentos de proximidad, recuperación de cultivos tradicionales y escuelas de hostelería con impacto. Aquí aparece Bergen, centro noruego de procesamiento del bacalao; Tucson, en Nuevo México, huerto del desierto de Sonora; Ensenada en Baja California, meca de los burritos; San Antonio (Texas), cuna de la cocina tex-mex de importancia mundial; Buenaventura en Colombia, donde se mantiene la tradición del sancocho de pescado; Cochabamba en Bolivia, preservadora de la tradición en el cultivo de altiplano de papas y ajís; Belém, en Brasil, conocida por el ahumado de pescados amazónicos; Phuket, el paraíso de la cocina tai, picante, especiada y con leche de coco; Macao, por su síntesis de cocinas china y portuguesa; Rasht, meca de la cocina tradicional mogol en India; Hatay, ciudad turca en que se advierten las influencias de la cocina libanesa y la de rellenos de vegetales con arroces; o la mundialmente célebre Parma, en el valle del Po italiano, por tantos motivos.

En España pertenecen a esta liga de campeones Burgos, por su tradición quesera y embutidora, y la reina de la cocina de mar peninsular, la impresionante para comer ciudad de Denia.

Es un orgullo para Aragón intentarlo, reivindicar a través de Huesca una cocina pirenaica singular y de altura. Méritos y paisaje se tienen, la cocina del territorio pirenaico no es la basada en el pescado vasca o catalana. Tampoco la que se hace bien, pero limitada, en Bearn o en Andorra.

Allí estaremos sin reblar.