Canfranc guardará este jueves 15 de abril como un antes y un después dentro de la historia de su Estación Internacional. A las 12.34 horas ha llegado el primer tren a la nueva estación internacional, un edifico moderno, que cuenta con una playa de vías adaptada a los requerimientos del siglo XXI, y “totalmente preparada” para acoger la reapertura de la línea con Francia, cerrada hace ya 51 años.
No es para menos el ambiente y la expectación que se ha vivido durante toda la semana en la localidad. Este miércoles por la tarde llegó el último tren a la emblemática estación, al torreón habilitado provisionalmente cuando empezaron las obras del edificio principal, recibido por los vecinos con todos los honores. “Era un paso clave y fundamental, con la ambición de poder abrir cuanto antes la línea internacional”, ha señalado el alcalde de Canfranc, Fernando Sánchez.
Así, las antiguas vías dejarán de utilizarse para dejar paso a cinco nuevos raíles, tres para transporte de viajeros y dos para mercancías. El objetivo es adaptarse a los estándares internacionales para impulsar la reapertura de la línea internacional, soñando con ser una realidad en 2025. “Es un paso más, aunque no definitivo. Falta bastante recorrido, pero se están dando pasos importantes de cara a esta reapertura de la línea. Vamos a confiar en esa fecha. No pasaría nada si fuera en 2026 o 2027, pero vamos a confiar”, ha remarcado Sánchez.
Una apertura que se va a celebrar por todo lo alto, con la visita del ministro de Transportes, José Luis Ábalos, y el presidente de la región francesa de Nueva Aquitania, Alain Rousset, después de que ambos países acordaron en la pasada XXVI Cumbre bilateral entre España y Francia el impulso a la reapertura de la línea internacional. “Agradezco al ministro el trabajo que está haciendo, y le voy a pedir que siga fomentando la línea, que sea, como decimos en Aragón, muy terco. Habrá piedras en el camino, y hará falta ímpetu y ser muy tercos”, ha afirmado el alcalde.
El siguiente paso será la inauguración del nuevo hotel, ubicado en las instalaciones de la vieja estación, que esperan que sea un “revulsivo económico” para el territorio, con cinco estrellas y un centenar de habitaciones. “Generará puestos de trabajo directos y bastantes indirectos, junto a toda la organización en torno a la estación, que va a propiciar un flujo de turistas y, en definitiva, de economía para nuestra zona”, ha expuesto Sánchez, que fija para finales de 2022 la apertura de este hotel.
Una revitalización económica que ayudará a Canfranc y al Pirineo aragonés a superar un “invierno malo” por las restricciones provocadas por la pandemia. “Lo estamos pasando mal. Vivimos de las estaciones de esquí de Astún, Candanchú y Somport y de los franceses a nivel de comercio, y la falta de movilidad nos lo ha quitado. Económicamente lo estamos pasando regular”, ha añadido el alcalde de Canfranc.
Medio siglo sin conexión con Francia por Canfranc
Alfonso XIII inauguró en 1928 esta línea internacional entre Francia y España atravesando los Pirineos por el Somport, siendo tapiado durante la Guerra Civil y jugando un papel importante para la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial, transportando el wolframio que empleaba para reforzar el acero de sus tanques. Pero cuando estaba viviendo una etapa de esplendor, el descarrilamiento de un tren en el lado francés provocó el derrumbe del puente de L’Estanguet y el cierre de la línea.
En abril de 1994, el Gobierno de Aragón, el Ayuntamiento de Canfranc y Renfe suscribieron un convenio de colaboración para impulsar las actuaciones necesarias para reservar para el uso ferroviario la superficie de la explanada que tal función requiera, destinar la superficie restante a usos urbanos, y rehabilitar todo el conjunto, en pésimas condiciones de conservación. Tras cuatro intentos fallidos de ordenación urbanística (en 1995, 1998, 2001 y 2008), no sería hasta 2016 cuando se impulsase el proyecto que finalmente ha alcanzado todas las aprobaciones necesarias.
Transcurridos 22 años, en enero de 2016 se impulsa una ordenación urbanística que garantiza la función ferroviaria (67.000 metros cuadrados) y la recuperación para uso ciudadano de la parte no necesaria para ella. El criterio de la ordenación ha sido el de rehabilitar todos los edificios existentes, impedir la construcción de ninguno nuevo, recuperar cuantos elementos móviles ferroviarios están dispersos y facilitar grandes superficies de suelo para usos públicos: zonas verdes (51.000 metros cuadrados) y equipamientos (17.000).