Jorge Viver: “La pandemia está concienciando a la sociedad a adoptar hábitos más higiénicos”

El empresario maellano Jorge Viver reside en China desde hace 18 años
photo_camera El empresario maellano Jorge Viver reside en China desde hace 18 años

La irrupción de la Covid-19 ha cambiado la vida de todos los ciudadanos. Desde las restricciones a la movilidad hasta no poder acercarse a nuestros seres queridos a menos de un metro, pasando por la convivencia con las mascarillas. De ser un objeto propio de quirófanos y laboratorios, estos trozos de tela se han convertido en el último año en un compañero inseparable para salir a la calle.

Ante este crecimiento exponencial del uso de mascarillas, muchos empresarios han visto la oportunidad perfecta para invertir y poner su granito de arena para acabar con el virus. Así, el maellano Jorge Viver, afincado en China desde hace 18 años, decidió que era el momento ideal para aplicar sus conocimientos en el país asiático y levantar una fábrica de mascarillas FFP2 en La Muela. “España estaba padeciendo una situación grave de desabastecimiento y teníamos posibilidades de mejorar esa situación invirtiendo y haciendo empresa”, afirma Viver

Pregunta.- ¿Cómo surgió la idea de impulsar aquí una fábrica de mascarillas?
Respuesta.- En los meses iniciales de la pandemia, España estaba padeciendo una situación grave de desabastecimiento y teníamos posibilidades de mejorar esa situación invirtiendo y haciendo empresa. La idea siempre ha sido de ser una empresa rentable, integrada en el territorio aragonés y que atienda al mercado español y europeo de un producto de calidad.

Cuentan con una producción de 1,5 millones de mascarillas mensuales y esperan triplicarlo con la puesta en marcha de dos nuevas líneas

P.- ¿Qué le han aportado los años de trabajo en China para este proyecto?
R.- Conocimiento de la gestión de fabricación y una cultura de lanzarse a aventuras empresariales muy común en la sociedad china actual.

P.- ¿Fue complicado obtener las certificaciones para fabricar mascarillas?
R.- La mayor dificultad vino de los plazos excesivamente largos de los laboratorios que debían acreditar la conformidad con la normativa europea. Estaban completamente saturados y eso demoro el proceso durante semanas.

P.- ¿Por qué eligió La Muela?
R.- Elegimos La Muela por cercanía a un polo poblacional importante (Zaragoza) con acceso a personal cualificado, buenas conexiones logísticas y disponibilidad inmediata de naves preparadas.

La empresa produce mascarillas FFP2, capaces de filtrar un 94% de aerosoles

P.- ¿Se puede competir desde La Muela con las mascarillas que llegan de China?
R.- A igual de calidad de producto, pensamos que sí. El matiz es importante porque en la inmensa mayoría de los casos en España están llegando mascarillas KN95 “remarcadas” con unas exigencias inferiores respecto de la normativa comunitaria.

P.- En diciembre lograron producir 400.000 unidades en un mes. ¿Qué planes de desarrollo tiene para la compañía?
R.- El objetivo fundamental es desarrollar una cartera de clientes diversificada que nos permita tener una demanda fija una vez la pandemia haya pasado. A nivel industrial contamos con tres líneas automatizadas que nos permiten alcanzar 4,5 millones de unidades mensuales al máximo de capacidad

P.- ¿Cómo vivió usted allí los primeros meses de pandemia y cómo están ahora?
R.- En los primeros momentos, febrero y marzo de 2020, la administración china fue tremendamente rigurosa a la hora de contener el virus, especialmente la transmisión comunitaria. Se aplicaron cuarentenas durante semanas hasta que el virus fue contenido. A día de hoy, siguen en vigor medidas de contención: tests y cuarentenas obligatorias para todos los viajeros internacionales; tests masivos y cuarentenas frente a la aparición de cualquier brote, por pequeño que sea; apps para conocer los movimientos de los ciudadanos y poder identificarles en caso de brotes; uso de mascarillas en lugares públicos, innumerables normas en centros de trabajo, centros educativos, etc. Siguiendo todas estas medidas en China se puede decir que se hace vida normal desde hace al menos ocho meses.

Por el momento, no valoran fabricar también mascarillas quirúrgicas

P.- En China ya estaban habituados a ver gente con mascarillas por la calle, aunque por temas de contaminación. ¿Cree que la mascarilla ha llegado a Europa para quedarse?
R.- En mi opinión, creo que sí. La pandemia está concienciando a la sociedad respecto a la adopción de hábitos más higiénicos y seguros. Existen infinidad de casos de uso que tradicionalmente no han usado mascarilla y parece ser que en un futuro se usará.

P.- Lleva casi 18 años en China, ¿qué le ha atraído de ese país?
R.- Es muy difícil resumir. Estuve por primera vez en China en 2001 y tuve la impresión de que en China iban a pasar muchas cosas en las décadas vinientes. Posiblemente lo que se ha vivido en China desde 1990 a 2020 hayan sido los 30 años de mayor transformación socioeconómica de la historia. Cientos de millones de personas han salido de la pobreza e igualmente esta transformación ha tenido un impacto social y económico en el resto del mundo como nunca había sucedido. Es una experiencia vital intensa el poder vivirlo en primera persona.

P.- A largo plazo, ¿se imagina volviendo a Zaragoza o quiere quedarse en China?
R.- Nunca se sabe. A medio plazo estoy bien en China. Quizá más adelante vuelva a España o pase por otro país.