El anuncio de la nueva planta de la multinacional Becton Dickinson en Zaragoza ha supuesto un motivo de alegría para el Ayuntamiento de Zaragoza en un momento de pesadumbre social y económica fruto de la pandemia de coronavirus.
El responsable de Urbanismo del Ayuntamiento de Zaragoza, Víctor Serrano, subraya que, ahora, la capital aragonesa vuelve a estar en el mapa de las inversiones y que el equipo de gobierno ha sido capaz de atraer proyectos, como el de Becton y el del nuevo hospital Quirón, que a corto y medio plazo generarán en la ciudad más de 2.500 empleos.
Pregunta.- ¿Qué supondrá la llegada de Becton Dickinson para la ciudad?
Respuesta.- Que Zaragoza está en el mapa de las inversiones en este momento y también la generación de empleo. El equipo de gobierno intenta atraer este tipo de proyectos centrados en el sector sanitario. Lo hacemos no tanto por los ingresos de venta de suelo, sino por lo que supone en creación de trabajo. En plena pandemia mundial, hemos sido capaces de atraer proyectos que a corto y medio plazo crearán en la ciudad más de 2.500 empleos. Yo creo que eso es muy importante.
P.- ¿Cuándo comenzarán a verse las obras de ese proyecto y del nuevo hospital Quirón?
R.- Ahora esto ya corresponde a los promotores. Yo creo que con el hospital privado llegaremos a ver máquinas muy pronto, en dos o tres meses. Con Becton Dickinson tenemos los suelos en licitación. El día 20 de abril acaba el plazo de presentación de ofertas y, a partir de ahí, en un mes, será la adjudicación definitiva. Aproximadamente hacia el tercer trimestre del año será cuando empezará a verse movimiento de tierras y cierto ritmo constructivo.
P.- ¿En qué ha cambiado Zaragoza para atraer a este tipo de proyectos?
R.- Lo que ha cambiado es la filosofía del equipo de gobierno. Hemos dejado de poner problemas para hacer lo contrario, apoyarlos. Muchos de estos proyectos tienen como denominador común que estás compitiendo con ciudades españolas y europeas. Nosotros queremos hacer de Zaragoza una ciudad atractiva para la inversión y la generación de empleo.
P.- ¿En qué puede beneficiar a Zaragoza?
R.- Zaragoza puede tener una oportunidad clarísima con la nueva economía que vamos a tener como consecuencia de la pandemia y hay que aprovechar su logística, dado que la ciudad es un territorio en el que hay un potencial de energía verde potentísima. Tiene que ser una ciudad amable para la inversión y una ciudad amable para vivir. Ambas cosas tienen que ir de la mano.
P.- ¿La oposición le acusa de favorecer solo los intereses privados?
R.- No es verdad. En el presupuesto el Ayuntamiento apuesta por las obras de Tenor Fleta, la supermanzana de Salamero, la escuela infantil de Parque Venecia, o los dos millones de euros que inyectamos en la conservación y mantenimiento de edificios públicos. La inercia con la izquierda era bloquear proyectos y ahora estos proyectos se desatascan. A eso le llaman contar solo con la iniciativa privada y no es verdad.
P.- ¿Qué papel jugará la reforma de la plaza de Salamero en el Plan especial Zamoray-Pignatelli?
R.- Jugará un papel importantísimo en la configuración. Hay que ser capaces de que con toda la inversión pública Pignatelli deje de vivir de espaldas a la ciudad y se convierta en una parte más del centro de la ciudad. La plaza Salamero tiene que ser ese primer polo de atracción y, a partir de ahí, expandir ese polo al interior del barrio. En el presupuesto de 2021 llevamos dos millones de euros para la adaptación de la iglesia de Santiago.
P.- ¿Qué criterios han seguido para empezar por esa zona?
R.- Otros grupos municipales nos preguntan por qué se empieza por esa zona cuando no es aparentemente la zona más degradada. Yo aquí he seguido el criterio de los que saben, que son los arquitectos, los ingenieros y los que diseñan este tipo de cuestiones. Lo que dicen es que hay que ir de fuera hacia dentro. Si empiezas dentro del problema, lo único que consigues es que cuando todavía no has podido completar la organización del exterior vuelves a tener un foco de problema en el interior. Por lo tanto, lo que es potente es ir de fuera hacia dentro. No es un capricho, obedece a un criterio técnico y no político.
P.- ¿Saldrá adelante la reconversión de Pontoneros en residencia universitaria?
R.- Lo tenemos que intentar porque es una pieza clave en el plan para revitalizar el barrio de Pignatelli y porque los espacios sin uso conforme avanza el tiempo se van degradando cada vez más. Si perdemos la oportunidad, dejaremos de hablar de inversión a hablar de cómo podemos evitar que el edificio se venga abajo. Tenemos la obligación de intentarlo, pero no va a ser fácil. Tenemos que convencer a la iniciativa privada, aunque el edificio siempre va a conservar la titularidad del Ayuntamiento. Creemos que un edificio en el que se comparten usos residenciales con jóvenes, estudiantes y profesores es atractivo. No va a ser sencillo, ya que se ha intentado cuatro veces con gobiernos distintos.
P.- ¿Qué va a pasar con la supermanzana de la plaza de San Francisco?
R.-Hay una mayoría de 16 concejales, es decir, toda la izquierda más Vox, que ha dicho que la supermanzana de Universidad no es una prioridad. Yo voy a intentar convencer de que esta supermanzana tiene todo el sentido del mundo desde el punto de vista de todos los ámbitos. Las ciudades, muy pronto, se van a diferenciar por las toneladas de CO2 que emiten a la atmósfera, hasta el punto de que muy pronto veremos que aquellas que tienen menor número de emisiones se verán económicamente beneficiadas. Un inversor preferirá invertir en ciudades con etiqueta verde. La supermanzana también será fundamental desde el punto de vista de las movilidades. Hay que convencer a la gente y en eso estamos. Es un magnífico proyecto y tiene todo el sentido del mundo.
