Comienza la rehabilitación de la sala capitular de la Catedral de Albarracín

Este acondicionamiento afecta tanto a la sala principal como al espacio de acceso
photo_camera Este acondicionamiento afecta tanto a la sala principal como al espacio de acceso

Estos primeros meses del año, el Centro de Restauración de la Fundación centra sus esfuerzos en el acondicionamiento de la sala capitular de la Catedral de Albarracín, como almacén de bienes muebles del monumento. Este acondicionamiento afecta tanto a la sala principal, como al espacio de acceso, intentando restablecer, en primer lugar, el acabado general que pudo tener en su origen. Los trabajos siguen, en general, el Plan de conservación preventiva que se ha elaborado en los Cursos Superiores de Conservación y Restauración.

Entre los trabajos primeros hemos de destacar la eliminación de antiguas instalaciones, la sustitución del suelo de madera por otro de barro artesano como en el conjunto de la catedral, y la retirada del recubrimiento acrílico que tenían todos sus muros. La tarima de madera del suelo se encontraba infectada de carcoma, con algunas preocupantes huellas de termita, especialmente en las zonas dónde se ha venido concentrando la humedad.

Las catas realizadas por los restauradores en los muros y techumbres abovedadas, han resultado positivas en algunos puntos concretos. Mientras en el techo central de la capitular aparecen algunas sencillas decoraciones vegetales, justo en el remate del muro frontal de la sala previa, ha aparecido alguna greca de modestas filigranas, y el remarque de un fingido óculo. A pesar de hallazgo puntual, son vistosas decoraciones coloristas, que podríamos llevarnos por su aspecto genérico al siglo XVIII, como en el conjunto de la catedral.

Estas decoraciones aparecen debajo de numerosas capas de pintura acrílica, correspondientes a los recientes usos que ha tenido el espacio. Desde su configuración como sala capitular, ya en la segunda mitad del siglo XX, se utilizó como un pequeño museo catedralicio en el que se exponían la formidable colección de tapices (siglo XVI), algunos cantorales, y las piezas más singulares de orfebrería como el famoso pez de cristal de roca (siglo XVI), que este martes alberga el actual Museo Diocesano. Con posterioridad se acondicionó como salón parroquial, y por último, se ha venido utilizando como almacén provisional de los numerosos bienes restaurados en los cursos superiores que organiza la fundación.

Después de su acondicionamiento físico se pretende atender el equipamiento específico y el traslado final de los bienes a guardar, previa catalogación e inventariado. Ahora bien, estas dos últimas fases deberán esperar seguramente a la etapa siguiente de la acomodación, en atención a los recursos disponibles. Esta primera fase de actuación cuenta con un presupuesto de unos 25.000 euros.