Los doctorandos de la UZ, en situación precaria a consecuencia de la Covid

Los doctorandos sostienen que su actividad se ha visto perjudicada por la Covid
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PIF Unizar, colectivo del personal investigador en formación de la Universidad de Zaragoza, ha elaborado un estudio con la participación de más de 400 personas (un 20% del estudiantado de doctorado y un 60% del colectivo del personal investigador en formación) que concluye que la situación de los estudiantes de doctorado a un año del comienzo de la pandemia es “bastante precaria”.

Casi un 80% de los encuestados considera que su investigación se ha visto afectada por el cierre de archivos, laboratorios, bibliotecas… así como que la repercusión de la pandemia en la actividad académica ha sido severa. Por ello la mayoría de las personas encuestadas manifiesta que los 79 días ampliados por la Escuela de Doctorado de la UZ, correspondientes al periodo de suspensión de los plazos administrativos —que no del estado de alarma— es un plazo insuficiente de prórroga extraordinaria. Dicho centro aplica un criterio restrictivo, a diferencia de otros del país que han ampliado incluso cinco meses la suspensión, posicionando a los investigadores del centro público aragonés en una evidente desventaja. Esta situación ha conllevado que el 83% de los encuestados haya tenido que modificar su plan de investigación e incluso replantear todo su trabajo —a veces, de años— por la pérdida del mismo.

Ha habido también afecciones a las estancias de investigación y, sobre todo, una queja generalizada sobre la falta de apoyo institucional por parte de la Universidad. De hecho, casi un 90% de las respuestas abiertas manifiestan una falta de información por parte del centro universitario. También se constata la discriminación del colectivo predoctoral en el acceso al proceso de vacunación junto con el estudiantado de grado y máster (a pesar de que este colectivo denunció que se estaba dejando fuera a los estudiantes de doctorado de ciencias de la salud).

Finalmente, se advierte también que un elevado porcentaje del Personal Investigador en Formación, a todos los efectos empleados públicos de la Universidad, no dispone de un puesto de trabajo con mesa y silla (al menos 50 personas de 300 que componen este colectivo), mientras que la proporción se eleva cuando se trata de disponer de un ordenador en el que desarrollar su investigación (más de 100 empleados). La precariedad alcanza, incluso, a la ausencia de medios para el desarrollo de su trabajo.