Itainnova protagoniza una investigación pionera sobre el reciclaje de mascarillas FFP2

Las mascarillas están formadas por más de un tipo de plástico
photo_camera Las mascarillas están formadas por más de un tipo de plástico

El Instituto Tecnológico de Aragón (Itainnova) ha presentado este jueves los resultados de una investigación sobre el reciclaje de las mascarillas FFP2 para tratar de disminuir la contaminación que generan. De esta forma, a partir de un material que actualmente es de primera necesidad, se podrían producir otros de uso cotidiano como juguetes, macetas o piezas de automoción, e incluso podría destinarse a nuevas mascarillas. El reciclaje de este producto entraña una especial dificultad, y se estima que cada una de ellas podría tardar unos 400 años en descomponerse.

Según ha explicado la doctora e investigadora del equipo de Materiales y Componentes, Cristina Crespo, el reciclaje de material plástico “consiste principalmente en procesos de limpieza, separación y clasificación, trituración, fundido y de nuevo triturado”. “En el caso de las mascarillas, el reciclado puede resultar algo más complicado por el hecho de la desinfección”, ha manifestado. Además, hay que tener en cuenta que las mascarillas están formadas por más de un tipo de plástico.

“Las mascarillas quirúrgicas o las FFP2 están hechas de materiales plásticos formando filtros que impiden que las partículas pequeñas y los virus lleguen a nuestro sistema respiratorio”, ha explicado, añadiendo que el pequeño tamaño de los poros y el tratamiento electrostático que llevan impiden el paso de las partículas. La principal diferencia entre las mascarillas quirúrgicas y las FFP2, tal y como ha dicho, está en la protección que proporcionan relacionada con el número de capas del que están hechas y del modo en el que se ajustan a la cara.

Las capas que forman los filtros están basadas principalmente en polipropileno, material que puede encontrarse en piezas como las fundas de las propias mascarillas, las pinzas de la ropa o en pequeñas piezas de los coches, entre otros productos. Otro de los materiales que forman las mascarillas es el politileno (PE) que en nuestra vida diaria lo podemos encontrar en las bolsas, o en los botes de nuestros geles. En menor cantidad también está el polietileneterfatalato (PET) que es el material de las botellas de agua”, ha explicado la investigadora.

Sin embargo, en el proceso que hoy se ha presentado, se ha evitado la etapa de separación y clasificación. “Hemos querido estudiar la opción de obtener una mezcla de materiales reciclados, obtenidos a partir de las mascarillas. Se han usado las mascarillas utilizadas por los trabajadores, se han desinfectado mediante rociado con alcohol y con calor. Posteriormente, y tras la eliminación de las gomas y el metal de ajuste, se ha procedido al triturado conjunto sin separar ninguno de los distintos tipos de plástico”, ha explicado Crespo.

“El material obtenido se procesa de la misma manera que se procesan otros plásticos, mediante extrusión y posterior inyección en molde. El resultado final han sido unas piezas con geometría definida”, ha afirmado. Este material, a su vez y según ha avanzado la investigadora, se ha caracterizado para conocer las propiedades de la mezcla y se ha comprobado que son comparables a las que se pueda obtener con otros plásticos de polipropileno y polietileno.

Por su parte, la consejera de Ciencia y Universidad, Maru Díaz, se ha mostrado “orgullosa”. “Parece que en Aragón nos da vergüenza decir que somos pioneros, pero en la Comunidad hay talento y, sobre todo, estamos consiguiendo anticiparnos a las necesidades”, ha valorado, considerando que Itainnova es “un ejemplo de que se puede unir investigación, innovación y talento”.