El sector de los floristas es uno de los negocios que más está sufriendo el efecto del Covid-19. Este año cuantifican sus pérdidas en al menos un 75%, una situación insostenible para el sector.
“Con la pandemia se suspendieron muchas bodas y celebraciones, por lo que ya desde primavera se vio cómo disminuían las ventas”, señala Carmen Escorihuela de la floristería Flores y Plantas Natural, situada en la céntrica calle Don Jaime de la capital aragonesa. “A pesar de levantarse el estado de alarma, se siguieron cancelando muchas celebraciones en verano por la limitación de los aforos”, continúa.
La cancelación de la Ofrenda de Flores, por primera vez en sus 62 años de historia como consecuencia de la pandemia de coronavirus, ya supuso otro duro golpe para los negocios floristas de la capital aragonesa, a pesar que Cultura del Ayuntamiento lanzase un concurso para engalanar los balcones de la ciudad durante el 12 de octubre y cubrir de algún modo este vacío.
La Festividad de Todos los Santos, otra de las grandes citas para este sector, y habitualmente un revulsivo para las ventas de flores, tampoco ha hecho que remonte la situación. La Consejería de Urbanismo y Equipamientos del Ayuntamiento de Zaragoza fijó el pasado miércoles, a través de un decreto, el aforo máximo del cementerio municipal en 6.000 personas, el 25% de su capacidad, por lo que los negocios de las flores se han visto gravemente afectados.
“Las medidas disuasorias del Consistorio para limitar el aforo de las personas en el cementerio han provocado que la gente no vaya al cementerio”, señala Carmen Escorihuela. Además, indica que “el confinamiento perimetral de Zaragoza es otro de los motivos por los que han disminuido las ventas en un 50% en Todos los Santos en la capital, ya que las personas que viven en los pueblos no han podido venir a Zaragoza”.
