Un estercolero no es incentivo para unas urnas

Debido a esta asquerosa situación político/social a la que, entre todos, hemos llevado a España, ya no sé cómo empezar a escribir ni como continuar sin insultar, por eso, lo que voy hacer es solo terminar, acabar diciendo que, si en este Estado de confusión política, de descomposición cultural, de prostitución institucional y de ruina económica es tan difícil triturar o expulsar a un Gobierno tan infame, tan perverso y tan trastornado como el actual, casi sería mejor que la covid-19 hiciera desaparecer a los 47 millones de españoles para librarnos del sometimiento a esos tres poderes básicos para un bienestar cívico y que ahora, en lugar de protegernos, nos rinden a unos políticos tan despreciables que nada tienen que ver con lo deseable, es decir, con unos servidores públicos decentes y eficaces; trío de poderes responsable también del atasco del pueblo español en su histórica condición de población de supervivientes, privándosele de conseguir la cualidad y calidad de ciudadanía española y así seguir siendo solo unos personajes desconfiados hasta con sus buenos vecinos, todo gracias al estercolero en que han convertido al legislativo, al ejecutivo, al judicial y además, en general, a los medios de comunicación.

Bernardo Vicente Cebollero