Los informes médicos muestran a un Iván Pardo plenamente consciente de las torturas de Naiara

El informe psicológico muestra que Iván Pardo Pena fue consciente en todo momento de las torturas // Foto:EFE
photo_camera El informe psicológico muestra que Iván Pardo Pena fue consciente en todo momento de las torturas // Foto:EFE

Iván Pardo Pena, el asesino confeso de su sobrina política, era consciente de lo que estaba haciendo. Así lo han determinado dos informes psiquiátricos que fueron realizados tras las brutales torturas que sufrió la niña de ocho años que había ido a pasar unos días en el verano del 2017 a casa de la familia de su padrastro.

Los dos médicos forenses, los doctores Herrero y Mateos, realizaron un informe psiquiátrico que determinaría la imputabilidad del acusado. A lo que su informe concluye que sí, que Iván Pardo Pena era “totalmente consciente” de los actos que tuvieron lugar el día 6 de julio de 2017 en el domicilio familiar en Sabiñánigo. Allí la niña, según la acusación, sufrió brutales torturas desde golpes, descargas eléctricas e incluso obligada a beber alcohol sanitario. Torturas que le produjeron una muerte cerebral horas más tarde en el hospital Miguel Servet de Zaragoza.

Los médicos han afirmado que en el acusado “no se encuentra signo de patología psiquiátrica”, lo que le hacía “totalmente consciente” de sus actos. Iván Pardo tuvo que ser operado con 16 años de un tumor benigno alojado en su cerebro, lo que le produjo en aquel momento un trastorno orgánico de la personalidad. Es decir, una enfermedad psiquiátrica derivada del cuadro clínico. Algo que no le afectó, según el perito, en sus actos el día de los hechos. También, a raíz del estudio clínico de Iván, se obtuvo que tuvo un trastorno de ansiedad por estrés laboral, pero no en fecha de la muerte de su sobrina política.

Han concluido afirmado que “su capacidad de obrar no estaba adulterada por ningún vicio”. También ha sido el turno de otros peritos médicos, que analizaron al acusado horas después de su detención. En su informe se muestra un Iván “depresivo” y que reconocía los hechos. El acusado era “consciente” y, según el médico, era “sincero” en que no esperaba el resultado de la muerte.