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Monasterio de Rueda, joya del cisterciense, con una gran sorpresa de la que da pistas su nombre

Entre los municipios zaragozanos de Sástago y Escatrón, el visitante aficionado a los monumentos y a la historia se encuentra con una auténtica joya de la orden cisterciense, el Monasterio de Rueda. Los monjes de la orden del Císter comenzaron su construcción en 1202 con el agua como elemento clave y una gran protagonista que da nombre al monasterio medieval: la rueda o gran noria de 18 metros de diámetro que eleva el agua del cercano Ebro.

Visitar el Real Monasterio de Nuestra Señora de Rueda permite volar a la imaginación siglos atrás para recorrer junto a los monjes que lo habitaron la austera iglesia diseñada únicamente para el rezo, el bello claustro gótico y las diversas dependencias bajo la permanente presencia de su torre mudéjar.

Desde la acertada restauración de 2003, quien visite con uno de sus guías el conjunto medieval podrá conocer detalles de la vida monacal, desde la bella sala capitular donde se decidía todo lo que afectaba a la comunidad, hasta la peculiar biblioteca en la que trabajaban los copistas. Pero también saber dónde dormían, comían o cómo se calentaban sus habitantes en los fríos días de invierno.

Y para terminar la visita cultural, entre el monasterio y el río Ebro, su impresionante rueda, que desde la primera mitad del siglo XIII suministró agua a través de su acueducto gótico y múltiples obras hidráulicas. Junto a la gran noria, la mayor de Europa, se puede contemplar un molino harinero magníficamente conservado a pesar de que fue construido en el ya lejano siglo XVI.

Para que no faltara nada a la oferta turística del lugar, el palacio abacial se ha reconvertido en un hotel de cuatro estrellas integrado en la Red de Hospederías de Aragón. Como guinda, el Restaurante Monasterio, permite disfrutar de una buena comida con vistas a la zona monumental.