No es fácil la situación que atraviesa el Real Zaragoza. Ni siquiera se podría catalogar de complicada, porque ciertamente es muy difícil. El sabor de la victoria empieza a quedar demasiado lejos, y a falta de dos jornadas, no tiene garantía de ascender directamente ni ganando todo. Sin embargo, el capitán de la nave, Alberto Zapater, cree que el equipo podría levantarse.
Todo pasa por vencer el próximo partido ante el Albacete en el Carlos Belmonte. “El viernes tenemos una nueva oportunidad que el fútbol nos brinda. De demostrar, de levantarnos, de que la gente esté orgullosa”, ha sostenido en su comparecencia. Ese primer paso, el de reenganchar a la gente con el equipo, se antoja fundamental para terminar bien el año.
Un triunfo es vital para que todo se vea “de otra forma”, ha explicado el ejeano. Más allá de llegar o no al segundo puesto, que es fundamental, sería importante finalizar en las mejores condiciones. Hay equipos lanzados entre la tercera y la sexta plaza, por lo que, en ese caso, habría que llegar bien preparados.
Es evidente que esos momentos de dificultad, de tensión y nervios dentro del vestuario hacen que todo se vea peor, pero la temporada ha seguido la misma dinámica. Desde compañeros fundamentales que han dicho adiós a la campaña hasta aplazamientos y perjuicios arbitrales. Salir de esta es prioritario, y ganando se ven las cosas “de otra forma”.
La unión hace la fuerza, y es lo que se debe entender dentro del vestuario zaragozano. No olvidan lo que la afición disfrutó con ellos, el momento de entrar a una Romareda llena o los recibimientos. “Somos el mismo equipo del que la gente se ha sentido orgullosa. Está en nuestra mano cambiar esas sensaciones”, ha asegurado.
Únicamente dos partidos separan al Real Zaragoza del fin de la temporada. Albacete y Ponferradina dictarán la primera sentencia sobre el futuro maño. Sin embargo, no hay que irse más lejos que este mismo sábado, donde los maños deberán llevarse los tres puntos para seguir peleando por aspirar a todo.
