Y, ¿al patio de recreo?

El patio de recreo es un espacio en donde las competencias sociales pueden ser reforzadas.
photo_camera El patio de recreo es un espacio en donde las competencias sociales pueden ser reforzadas.

La vuelta a las aulas de clases en el próximo curso académico tendrá sus singularidades. Desde la perspectiva docente algunas de las metodologías de enseñanzas activas serán las aliadas del proceso. Si se refuerza la formación al profesorado, se aportan recursos para mejorar el equipamiento tecnológico, se instaura un trabajo colaborativo entre los equipos docentes y se realiza una planificación adecuada, la enseñanza entraría en una dinámica que puede ser eficiente y efectiva. La combinación de sesiones mediadas por las tecnologías, sean telepresenciales o en línea, con sesiones presenciales es un planteamiento razonable para evitar un rebrote del COVID-19.

Por supuesto, como en cualquier planteamiento hay fortalezas, pero también debilidades que requieren de estrategias coherentes para minimizar el impacto negativo en la enseñanza. Por ejemplo, el regreso a las aulas de clases implica el reencuentro con el profesorado y, especialmente, con los compañeros y compañeras de estudio. Estas vivencias no las solventa la mediación tecnológica.

Tampoco el recreo. Amigos y amigas del patio de recreo que permiten, a través del juego, la convivencia, la negociación, el respeto, el enfrentarse a dificultades, reforzar los lazos sociales y la vida en la comunidad educativa. Hay quienes piensan todavía que el recreo es solamente para jugar. Sin embargo, el recreo es una oportunidad de aprendizaje que, aunque no se reflejará nunca en un boletín de calificaciones, refuerza las competencias sociales del alumnado.

El aprendizaje basado en problemas, aprendizaje servicio, aprendizaje basado en proyectos, aula invertida, aprendizaje cooperativo, contrato de aprendizaje, son algunas de las metodologías activas que con una planificación adecuada pueden reforzar una enseñanza en el aula combinada con acciones en línea. Una de las cuestiones está en no perder la perspectiva de que la enseñanza es un proceso integral. La vida social del alumnado en los centros educativos debería tener especial atención.

Es el momento de la creatividad por parte del profesorado y del alumnado para que la convivencia, el juego, no quede al margen, sino que se incorpore en las estrategias para el nuevo curso. El deseo de todos es que la vacuna contra el COVID-19 se desarrolle cuanto antes; pero, hasta que llegue esa noticia tendremos también que idearnos alternativa para que la dimensión lúdica y social del aprendizaje no se reduzca tanto que desaparezca.