El ingenio minorista para abastecer a los vecinos más vulnerables

En una sola llamada, el cliente puede abastecerse de los alimentos de primera necesidad
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Si algo hay que destacar en positivo de la crisis del coronavirus es que el ingenio de la ciudadanía está a flor de piel. Por puro instinto de supervivencia, cada uno saca a relucir sus ideas más agudas para seguir adelante. El caso es “llevarlo como se pueda”. Es la dinámica que decidieron aplicarse Eva y Óscar, un matrimonio de comerciantes minoristas de Zaragoza, que intentan cada día dar el mejor servicio posible a los vecinos de la capital.

Ellos se dedican al mundo de la fruta y comparten el local Arte a Bocados, en el Actur, con la Carnicería de José Luis. Los tres, desde el primer momento, decidieron aunar esfuerzos reforzando su sistema de envíos a domicilio para que nadie quedase desabastecido de los bienes de primera necesidad. Acogen pedidos desde cualquier plataforma digital –teléfono, Whatsapp o correo electrónico- y son los propios Óscar y José Luis los que hacen la ronda de reparto diaria por toda la ciudad.

Un pack de frutas, verduras, carne… y pan, si alguien lo necesita

Óscar gestiona, junto con Eva, todos los pedidos de la sección de frutería y verdulería

Todos los productos se preparan en formato pack: fruta, verdura y carne. Una estrategia que, según reconocen, está ayudando a muchas personas que no tienen opción de salir de casa a comprar por sí solas, pues “en una sola llamada”, dice Eva, pueden obtener los principales grupos de alimento, a excepción de pescado. En los últimos días, reconoce que los pedidos “se han disparado” (por lo menos tienen una decena cada día), por lo que trasluce que la gente va “tomando conciencia” de la necesidad de quedarse en casa, y no salir masivamente a los centros comerciales.

Algo que, por otro lado, Eva cree que no deja de ser una actividad responsable, pues la ciudadanía debe empezar a ser consciente también “del bien que pueden hacer” al echar mano de las tiendecitas pequeñas de su barrio, cuyos propietarios asimismo necesitan de “un tirón” de ayuda. Eva y Óscar recogen las peticiones de la gente y preparan la caja para el usuario. Después, José Luis hace lo propio con la sección cárnica. En su establecimiento no tienen panadería, pero tanto José Luis como Óscar se ofrecen a comprar las unidades de pan que necesiten sus clientes para llevárselas a casa junto con el paquete de comida solicitado.

José Luis, el carnicero, prepara los pedidos de carne para después repartirlos por Zaragoza, junto con Óscar

Una vez preparan el pedido, Óscar y José Luis se dividen las zonas y ponen rumbo a los hogares de los clientes para dejar el paquete en la puerta sus casas. Siempre, aseguran, “extremando las medidas de seguridad”. Por ello, los pagos los reciben a través de la aplicación Bizum. Eva es la que, desde casa, gestiona todo el proceso telemáticamente, al mismo tiempo en que brinda su solidaridad para coser mascarillas con las telas que encuentra para clientes que lo necesitan.

Más preparados para cuando todo vuelva a la normalidad

“Hay que tirar de lo que se tenga y ayudarnos, porque estamos todos en el mismo barco”, mantiene Eva, aun reconociendo que, psicológicamente, “está siendo duro”. Ella habla con todos sus clientes como si fuesen un miembro más de la familia, y de sus conversaciones extrae una reflexión: “De esta situación sacaremos cosas positivas”, dice, pues, entre otras cuestiones, “el mundo, tal y como lo conocíamos, ha cambiado”. Al convertirse la solidaridad en un sustento también de primera necesidad, Eva asegura que la percepción llegará a cambiarnos a todos. “Viviremos más el día a día”, pensando más en “el otro”. Sin lugar a dudas, Eva cree que “estaremos más preparados” para cuando todo vuelva a la normalidad.