Opinión

Cisne negro, cisne amarillo

La expresión cisne negro, black swan, aplicada a temas económicos y financieros indica algo totalmente imprevisto y desconocido que supone normalmente efectos perturbadores y negativos. El actual cisne negro es el peligrosísimo coronavirus, con epicentro inicial en China pero ahora en Europa, que está poniendo en jaque a los sistemas sanitarios y simultáneamente al mundo económico, financiero, empresarial, tanto en el sector privado como en el público y a toda la ciudadanía. Sin duda, una amenaza global de proporciones impresionantes y que todavía es difícil de predecir su alcance en el tiempo y sus múltiples repercusiones.

Debe imperar sobre todo la prudencia y la anticipación, que no es fácil. Conviene mirar hacia los países donde se está empezando a solucionar el tema y qué medidas han adoptado, como es el caso de China y Corea del Sur.  En dicho contexto, la crítica situación actual sanitaria debería empezar a remitir en semanas, a lo sumo en uno o dos meses, lo cual conllevaría también una recuperación gradual de la economía. La bolsa de Shanghai, y por supuesto los indicadores de la crisis sanitaria en China, podría estar indicando lo acertado de las medidas de contención, control y orientación de la crisis sanitaria y económica.

El pánico que se ha desatado en el entorno global financiero y bursátil especialmente en los mercados de bonos y acciones se puede comprender, pero posiblemente hay una reacción desmesurada e incluso equivocada en determinados aspectos. Además de  las autoridades sanitarias y relacionadas, las autoridades económicas y  financieras están poniendo todos los mecanismos a su alcance para apoyar a ciudadanos y empresas, si bien previsiblemente habrá que aumentar e intensificar el arsenal de medidas, sobre todo de tipo fiscal, ya que desde el punto de vista monetario poco más se puede hacer con unos tipos de interés cero o incluso negativos.  La Reserva Federal de los Estados Unidos ha rebajado en dos ocasiones en esta crisis los tipos de interés, siendo la segunda por sorpresa y urgencia este domingo 15 de marzo poniendo a cero los tipos de interés con los que presta dinero a otros bancos. Europa y su Banco Central Europeo ya no tienen casi más margen en dicho sentido, pero pueden seguir comprando deuda pública y privada e incluso algún tipo de fondos de inversión.

La Bolsa como termómetro de la economía intenta anticiparse al futuro y desde luego en estos momentos parece descontar una recesión apuntando más al segundo trimestre de este año que al primero.  Necesitamos otro cisne negro pero de los buenos cuanto antes, quizás habría que llamarlo un cisne amarillo o de oro,  y que neutralice el escenario actual con noticias como que se ha conseguido una vacuna y mientras tanto que las medidas que se están adoptando están empezando a dar sus frutos. Cuanto más unidos y coordinados estemos en España y en Europa mejor.