“Esperando a Godot” llega a Zaragoza con un reparto de lujo encabezado por Pepe Viyuela

El texto original procede de Samuel Beckett, que la definió como horriblemente divertida
photo_camera El texto original procede de Samuel Beckett, que la definió como horriblemente divertida

La espera se ha prolongado. Más de 70 años han acontecido desde que Samuel Beckett publicó una de las narraciones clásicas del siglo XX, “Esperando a Godot”, para que el Teatro Principal de Zaragoza acoja esta historia que destapa las hilarantes miserias del hombre y que ahora versiona el director Antonio Simón. A partir del 12 de marzo, Pepe Viyuela protagonizará sobre el tablado del teatro referencia de la ciudad la historia de Didi y Gogo.

Junto a él aparece un reparto de lujo, conformado por Alberto Jiménez, Juan Díaz, Fernando Albizu y Jesús Lavi, que dan vida a esta obra tan aplicable a los días que corren. A lo largo de dos actos, Didi -de nombre Vladimir- y Gogo -Estragón- atraen los focos de la acción ante la llegada del misterioso Godot.

Una espera que deja entrever una crítica a nuestra sociedad, con hombres cuya inteligencia es más propia de niños y se refugian en la esperanza de una llegada que nunca ocurre. El texto, engañosamente simple, sobrepasa las categorías del teatro del absurdo con sus diálogos carentes de sentido y situaciones que no llegan a ninguna parte.

Godot es hoy en día más que una obra de teatro. Se trata de un símbolo universal, que forma parte de la imaginación colectiva. La fuerza, el humor, la poesía, la ternura, el dolor, la risa que transmite esta obra, metáfora de la vulnerabilidad, la dignidad, el coraje y la irracionalidad del ser humano, siguen vigentes. Una obra que Beckett definió cómo horriblemente cómica.

Godot es también una historia de amor, una historia sobre la obstinación y la duración en el amor de una pareja que se separa y se reencuentra constantemente. Dos amigos íntimos que mientras están esperando, hablan, discuten, juegan, se desafían, se reconcilian, se aman, se repelen.

Raudales de humanidad en personajes desamparados, errantes, desacoplados, desplazados que recuerdan que el ser humano, aun en situaciones muy difíciles, es capaz de levantarse o por lo menos como hace Estragón en el final de la obra, de volverse a poner los pantalones, que, a falta de cinturón, se ata con una humilde cuerda.

La creación más importante del teatro del absurdo incorpora disparate, incoherencia, sinsentido y paradoja en esta representación donde la escenografía recae en Paco Azorín, la iluminación en Pedro Yagüe y el vestuario en Ana Llena.

Hasta el próximo 15 de marzo, el público de Zaragoza podrá sentir la intensa carga humanista de “Esperando a Godot” de jueves a sábado a las 20:30h y domingo a las 19.00 horas.