Ángel Borque: “Aragón es una de las cuatro comunidades que todavía no tienen robots para tratar el cáncer de próstata"

El doctor Ángel Borque abrió el ciclo de conferencias en 2020 de Rotary Club Zaragoza
photo_camera El doctor Ángel Borque abrió el ciclo de conferencias en 2020 de Rotary Club Zaragoza

Los varones aragoneses aún no pueden tratarse con cirugía robótica si padecen un cáncer de próstata. Es la tecnología más evolucionada actualmente para acabar con los tumores de este tipo, pero Aragón se cuela entre las cuatro comunidades autónomas que todavía no la han implantado.

Una situación de la que se hacen eco los profesionales médicos que trabajan día a día con esta enfermedad. Porque no se entiende “que en toda la península, en España y Portugal, haya más de 60 robots disponibles”, y mientras, en Aragón, todavía no sea posible. Palabras del jefe de sección de la Unidad de Próstata del Servicio de Urología del Hospital Miguel Servet, Ángel Borque.

La pelota está en el tejado de la Administración pero mientras eso ocurre, el cáncer de próstata sigue situándose como la tercera causa de muerte entre los hombres y el tumor del que más casos se diagnostican.

Borque habló sobre el cáncer de próstata en una charla organizada por Rotary Club Zaragoza

Borque ha pronunciado recientemente una charla abierta en el ciclo de Rotary Club Zaragoza a este propósito de dar a conocer cómo incide el cáncer de próstata en Aragón, cómo se trata y cómo influye en la vida de los pacientes que lo sufren. Constituye la primera charla del ciclo que se desarrollará este 2020 por parte de la institución rotaria.

Pregunta.- ¿Qué incidencia tiene el cáncer de próstata en Aragón?
Respuesta.- En Aragón, como en España y en los países desarrollados, el cáncer de próstata es el tumor que más se diagnostica en varones. Según datos del observatorio de la Asociación Española Contra el Cáncer, en 2019 se diagnosticaron en Aragón 978 nuevos casos de cáncer de próstata, lo que equivale a 74 casos por 100.000 habitantes/año. En concreto, el año pasado solo fue superado por los diagnósticos de cáncer colorrectal, con 1.183, y le siguió el cáncer de mama, con 969.

P.- ¿Y qué tasas de mortalidad presenta?
R.- Pese a ser el tumor que más se diagnostica, no es el que más muertes produce. En primer y segundo lugar se encuentran el de pulmón y el colorrectal; la próstata sería la tercera causa de muerte oncológica. En la Comunidad, el año pasado hubo 226 fallecidos por cáncer de próstata; es decir, 17 por cada 100.000 habitantes/año.

Ángel Borque es jefe de sección de la Unidad de Próstata del Servicio de Urología del Hospital Miguel Servet

Afortunadamente, las sociedades desarrolladas tienen un alto nivel de diagnóstico de cáncer de próstata y un bajo nivel de mortalidad. Buena parte de los pacientes se curan, y en muchos que no conseguimos curar, se logra alargar su tiempo de vida hasta que incluso fallecen por otras causas. Lo que viene a decir que el cáncer de próstata se convierte en una especie de enfermedad crónica.

P.- ¿Qué factores de riesgo incrementan la posibilidad de padecerlo?
R.- La edad es el primero de ellos. Hasta que no alcanzamos una determinada edad es muy difícil tener un cáncer de próstata. Antes de los 45 años son extraordinariamente infrecuentes. Esto se ve muy bien en los países subdesarrollados que no tienen largas esperanzas de vida; ahí los cánceres de próstata no suelen ser la norma. En los países desarrollados, cuando alcanzamos en torno a la quinta década de la vida, empezamos a tener riesgo.

Después está la raza. En la caucásica, 1 de cada 8 varones tienen riesgo de padecerlo. En la negra, es 1 de cada 4. El riesgo de morir en un varón blanco es de 1 de cada 24, mientras que en los varones de raza negra el riesgo es 1 de cada 12. En general, la tasa de mortalidad de los varones de raza negra duplica a los de raza blanca, factores genéticos, socio-económicos o de otro tipo podrían ser los responsables.

El tercer factor es el genético: la historia familiar. En un 10% de los casos interpretamos que tiene un patrón hereditario. Hoy en día sabemos que no solo está ligado a entornos familiares de cáncer de próstata, sino que también tiene cierta relación con entornos familiares de cáncer de mama-ovario, concretamente con el gen BRCA2. Este gen, si asienta en un varón, también le predispone a tener un cáncer de próstata y a que este sea más agresivo incluso.

Hasta la fecha, no hay certeza de que factores dietéticos u ocupacionales estén influyendo en el cáncer de próstata.

Borque señala que pese a ser el tumor que más se diagnostica, no es el que más muertes produce

P.- Es una enfermedad asintomática, ¿cuándo debemos empezar a sospechar?
R.- Si se espera a que el cáncer de próstata dé el síntoma, habitualmente llegamos tarde. Suele funcionar a la inversa. Bien porque el paciente demanda a su médico que se le mire la próstata, bien porque en los informes de medicina de empresa se hacen mediciones de PSA – siglas en inglés de Antígeno Prostático Específico, la sustancia que se mide en la sangre para interpretar la próstata–, o bien porque el varón tiene una sintomatología prostática que no es por su cáncer, sino que puede ser por un crecimiento benigno de la próstata que hace que se levante a orinar más por la noche o que tenga ciertos problemas de incontinencia, se investiga la próstata y resulta que detrás de esa investigación encontramos un cáncer de próstata.

P.- ¿Mediante qué pruebas médicas se logra diagnosticar este tipo de cáncer?
R.- Con análisis de sangre para determinar el PSA y un tacto rectal. Ahora también está cobrando más importancia la resonancia magnética de la próstata que nos permite identificar zonas sospechosas. Y hay una gran investigación en marcha de los marcadores tumorales que se relacionan con cáncer de próstata, detectados tanto en orina como en sangre. El siguiente paso puede ser hacer una biopsia, dependiendo del nivel de sospecha.

P.- Una vez diagnosticado, ¿qué posibilidades de curación existen?
R.- Depende de su estado de evolución. En España se ha conseguido que un 90% de los diagnósticos se sitúen en fase localizada. En este estadio hablamos de cáncer intraprostático, que todavía no ha comenzado a diseminarse más allá de la próstata, con lo cual las oportunidades de tratamiento son magníficas. El 80% de estos pacientes se curarán.

Luego hay un 6% en los que el tumor ha empezado a extenderse fuera de la próstata, en el entorno pelviano. Aquí las posibilidades de tratamiento existen, pero las perspectivas de curación disminuyen.

El presidente de Rotary Club, Miguel Ángel Clavero, y el doctor Borque

El otro 4% corresponde a cáncer de próstata metastásico, que es el que se ha expandido ya por otros órganos, principalmente ganglios y hueso. A esos pacientes no les vamos a conseguir curar, pero se va a intentar convivir con la enfermedad y demorar el momento en el que el tumor impacte en su supervivencia. Siempre con un objetivo importante: mantener su calidad de vida.

P.- ¿Qué tipo de tratamiento requieren los afectados?
R.- Tenemos tres escenarios diferentes según se trate de cáncer localizado, localmente avanzado o diseminado. Cuando es localizado y se ha diagnosticado en fase precoz, suelen ser tumores muy pequeños y muy poco agresivos. En estos casos, llegamos a plantearnos la posibilidad de no hacer nada y simplemente seguir al paciente en lo que llamamos “vigilancia activa”, haciendo pruebas y biopsias. Esto implica que, durante diez años, hasta un 30 o 40% de ellos no requieren ningún tipo de tratamiento.

Cuando decidimos pasar a un tratamiento activo, es decir, a resolver el problema, usamos cirugía o radioterapia. Si el tumor está más extendido, hay que complementar estas técnicas entre sí. Hacemos entonces tratamientos multimodales, combinando cirugía, radioterapia e incluso tratamientos hormonales con los que eliminamos la testosterona. Con unos fármacos suministrados mediante inyección cada tres o seis meses, conseguimos que se deje de producir esa sustancia y así controlamos la evolución del tumor. Son estrategias multimodales para los casos en los que con un único tratamiento no nos hacemos con la situación.

Si es cáncer metastásico, recurrimos a tratamientos hormonales de segundo nivel más complejos y más intensos. Son tratamientos de castración, de intensificación, en algunos casos combinados con quimioterapia.

P.- La medicina avanza cada vez hacia técnicas menos invasivas. ¿Cuál diría que es a día de hoy la más efectiva?
R.- Bueno, cuando recurrimos a cirugía o radioterapia vamos a técnicas lo menos agresivas posibles y lo más centradas en el órgano posibles. En radioterapia, intentamos minimizar los efectos secundarios sobre otros órganos vecinos, bien focalizando la radioterapia externa bien aplicando técnicas directamente sobre la próstata (braquiterapia).

En cuanto a la cirugía, antes se hacía abierta, ahora mismo se hace laparoscópica y el siguiente paso -el más estandarizado en la mayor parte de Occidente- es lo que llamamos cirugía robótica, que se realiza mediante un robot con muchísima mayor precisión.

Lamentablemente, en Aragón no disponemos de ningún robot para cirugía robótica. En España solo hay cuatro comunidades autónomas que todavía no tienen robot para poder atender a los varones y Aragón, desgraciadamente, es una de ellas.

P.- Supongo que es una cuestión que han venido reclamado en numerosas ocasiones.
R.- Bajo mi responsabilidad, como jefe de la Unidad de Próstata del Servicio de Urología del Servet y con la implicación directa de mi jefa de Servicio la Dra. Gil Sanz, es algo que hemos puesto encima de la mesa hace ya tiempo a instancias políticas. Sin embargo, todavía no es una realidad cuando hoy en día en la Península Ibérica hay más de 60 robots disponibles en la sanidad pública y privada. Es una verdadera lástima que los varones aragoneses no se puedan beneficiar de la cirugía robótica cuando sí podrían hacerlo si vivieran en otras comunidades autónomas.