Opinión

El interés general aragonés o riojano, del bueno

Releyendo o leyendo por primera vez cualquier novela negra americana de los últimos años, se advierte la interpretación libérrima de este concepto jurídico demasiado determinado cuando la sangre sube, la razón de Estado aprieta. Estamos en manos de los aplicadores y luego hablamos de Putin o China…

A lo largo de una vida profesional dilatada cualquiera puede comprobar, desde la órbita en que le hagan gravitar, cómo los que se relacionan con uso especial, los que desgastan a cualesquiera de las administraciones públicas siempre son los mismos NIF, personas o sus hijos. Si no aprueban en la pública, ya harán algo que empiece por pelota…

Salen en todo. Se repiten los apellidos ilustres o apegados incluso como suscribientes de proyectos de temas aparentemente blancos. Es francamente muy grosero. La mueca que se te queda siempre es la misma y Corporaciones y gobiernos dejan sin resolver, hablando de resolverlos, numerosos expedientes en que posicionarse es confrontar. Al nivel del verdadero interés general del bueno.

Hay que evitarlo, hay que matricular familiares para que incluso agrupaciones locales de partido no nombren lo que no convenga, es desinterés general del malo.

A todo eso en América –de la que legisla derecho no solo formal- se le llama lobbys. Aquí lo podemos llamar masonería, iglesia, amigos hasta en el infierno o como queramos.

Nadie se ve aquí nunca como un personaje de Murakami ni como un looser yonki y a la vez trepa de Lumet: joder, alguno tiene que haber…

El tema de las dos España nos lo meten doblado. Sucede que a muchos de los aquí nacidos, a los hijos de la inmigración rural o producto de la globalización, las dos Nicaragua, las dos Colombia, las dos España, las dos Catalunya y los dos hasta Morata de Jalón, les hielan el corazón a la vez o por turnos.

Solo son consumidores eléctricos pasivos y poco más –y de campañas de rebaja, abonos a clubes de fútbol que representan “su alma” pero no su semilla negra, incluso de cansautores, grupos heavy o hasta de Babelia y Radio 3-.

No cuentan, solo van a una oficina o juzgado a separarse una vez en su vida por su mala cabeza, heredar otra o ni eso, cada siete a discutir en términos de víctima kafkiana un catastrazo y puede que cada cuatro o menos a votar listas cerradas que se les imponen.

No son o solo son ese poco de negocio. Para qué te vas a montar un negocio kuky en un barrio hacia semejante personal, capotarás sí o sí y los bancos te tratarán como basura como comisiones reforzadas por no llevar ingresos.

Como eso es así, se cuenta con que toda esta peña nunca participará en los procedimientos de información pública de nada: ni del pantano que les enrone, ni de la expropiación de su único campo como más apto para que pase una autopista eléctrica, ni para que se programe a Extremoduro en las fiestas de su pueblo. Ese registro de entrada no lo veremos nunca. Así la administración, entro en bucle, siempre le dará vueltas y se relacionará con los mismos. Por necesidad…

El interés general no se busca, es molesto, da mucha faena y las getas de las empresas multinacionales, cuando visitan a cualquier político uno de sus apoderados que cobra tres veces más, lo saben perfectamente. A veces, dicho representante es en sí una puerta de gran hotel o de estación de ferrocarril con glamur: giratorio.

Y el que lo atiende también va a, pretende o piensa en que sus hijos van a girar. Se auto hace discriminación positiva de la buena.

Si para eso hay que hacer ordenación territorial donde no se necesita, ordenanzas perdonando impuestos donde tampoco para que se instalen empresas –jodiendo a quien sí lo necesita y aunque regale no irán-, conceder subvenciones a regantes que son siempre los mismos generación tras generación o gastar los fondos turolenses en proyectos sin participación y en quemar gasoil, cualquier gobierno expediente por expediente lo va a hacer.

Es la herencia que te tienes que comer, Podemos. Los tratamientos asimétricos porque yo lo valgo o porque he anunciado cosas para ganarte las elecciones y, mira, forman parte de mi programa.

Al tuyo, que es el Barrio Oliver o el Perpetuo Socorro, ya lo atenderemos si queda. De momento, nadie presenta un registro de entrada para que lo hagamos. Las asociaciones y sindicatos tampoco lo van a hacer, te lo aseguramos.