Después de la victoria en Hungría frente al Falco, el Casademont Zaragoza se acerca un poco más a la clasificación para una nueva fase de la Basketball Champions League. El equipo acaba la jornada en tercera posición, empatado con el Bonn a seis victorias, que ocupa la segunda plaza. El próximo encuentro, frente al Neptunas en casa, es fundamental antes de viajar a la pista del líder, el Dijon francés.
Los resultados que se han ido dando a lo largo de la fase de grupos del campeonato confirman la máxima igualdad dentro del Grupo D. Entre el primer clasificado y el octavo solo hay tres victorias de diferencia, ya que el Dijon suma siete y el octavo, cuatro. El último rival del Casademont, el Falco, se encuentra en la cuarta posición, con cinco victorias y cinco derrotas. Lo más curioso es que, del quinto al octavo, todos cuentan con cuatro triunfos. Neptunas, Paok, Brindisi y Besiktas solo se diferencian por el basketball average.
Pertenecer al grupo más igualado de toda la competición supone alternar varias posiciones en función del último resultado. Ahora, el Casademont ocupa la tercera plaza, pero precisamente estas circunstancias obligan a ganar el próximo partido para clasificarse. El Neptunas pertenece al grupo de los que suman cuatro victorias y seis derrotas, por lo que es una oportunidad de oro para afianzarse en lo más alto.
Los rojillos mantienen la confianza en hacer un buen campeonato europeo y compaginarlo con su buena actuación en liga. En ambas competiciones se colocan terceros, pero tienen que mantener ese buen nivel para seguir soñando. La tarea más difícil es la de adaptarse a jugar dos partidos por semana, pero los de Fisac lo están sabiendo gestionar a la perfección.
Ahora hay tres partidos consecutivos en el Príncipe Felipe, ante el CB Canarias, Neptunas y Gran Canaria. Lógicamente, los encuentros ante los equipos canarios son de Liga Endesa, y frente a los lituanos es en Champions. Llegado el mes de febrero, entre los días 13 y 16, el Casademont Zaragoza disputará la Copa del Rey en Málaga. Los aragoneses han demostrado ser capaces de plantar cara a cualquiera, y el torneo en tierras andaluzas es la mejor forma de ponerlo en práctica.
