No me hago a la idea de que mis hijos van creciendo y ahora tendrán que estar menos protegidos. Sigo estando muy encima de ellos y se están rebelando por ello.

Los especialistas hablan del llamado síndrome de Wendy o de la madre sobreprotectora, madres que no pueden ver sufrir a sus hijos y les brindan ayuda constantemente. Adoptar esta actitud con la intención de evitarles problemas, con el tiempo, se traduce en hijos desmotivados, inseguros y con poca capacidad para tolerar la frustración.

Reconocer el problema es el primer paso. La solución reside precisamente en ser consciente y reaccionar, en este caso aprendiendo a decirte “no”. No a asumir todas las tareas de los hijos, a responsabilizarte de todas sus decisiones, a solucionar todos sus problemas y a sacrificarte de forma constante. Puedes empezar por hacer un listado de tareas a delegar en ellos para que vayan adquiriendo responsabilidades gradualmente y a su vez se vayan haciendo independientes.

Mi consejo: Como madre tienes que darles amor y seguridad, pero también ponerles límites, plantearles problemas, ofrecerles retos y, en definitiva, dejarles crecer en libertad y en autonomía. Solo aprendiendo a superar obstáculos lograrán ser felices

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