Emilio Calatayud: “Cuando la justicia interviene en la educación es que ha fracasado todo”

Para Emilio Calatayud lo primordial para educar es tener sentido común
photo_camera Para Emilio Calatayud lo primordial para educar es tener sentido común

Emilio Calatayud (Ciudad Real, 1955) licenciado en ICADE y en Derecho por la Universidad de Deusto en 1977, ingresa en 1980 en la Carrera Judicial, ejerciendo en Güimar (Tenerife). Ha sido profesor adjunto de Derecho Penal en la Universidad de la Laguna (1981-1984). En 1984 es destinado a Granada, desempeñando los Juzgados de Distrito nº3, Juzgado de 1ª Instancia nº4 y Juzgado de Instrucción nº 4 de Granada. Desde 1988 realiza es magistrado del Juzgado de Menores.

Las sentencias de Emilio Calatayud definen una justicia educativa y fundada en la reinserción antes que en el castigo. También defiende que el lenguaje debe de ser entendible por los propios menores y que es mejor cumplir la condena en el propio entorno que en condiciones de privación de libertad. Las reflexiones y las sentencias de Emilio Calatayud trascienden el ámbito de la justicia y conciernen a la educación y a toda la sociedad.

El pasado mes de octubre, visitó Zaragoza para ofrecer una conferencia sobre la justicia de menores en Ibercaja Patio de la Infanta. La charla, dirigida para todo el público, se centró en los principales problemas que sufren los menores en el siglo XXI y en las posibles soluciones que se pueden adoptar.

Emilio Calatayud defiende la reinserción antes que el castigo

Pregunta.- Ha impartido ya varias conferencias sobre la justicia en menores en el siglo XXI. ¿Cuál es el contenido que se trata en estas conferencias y cuáles son los puntos más relevantes?
Respuesta.- Hablo sobre la relación de los padres con los hijos, de los maestros con los alumnos, de la protección del maestro y el acoso al que se ven sometidos y, por último, de la hipocresía social. Se les habla a los jóvenes de derechos y no de deberes, cuando sí que tienen deberes. Luego, ante eso, nos llega al juzgado las consecuencias y los delitos que cometen los menores y la respuesta que les da la ley. Los temas que se tocan son: familia, escuela, sociedad y la respuesta que da la ley que, por supuesto, no es la solución. Lo importante es prevenir todo porque cuando la Justicia interviene es que ha fracasado todo. Ahora mismo con el tema de Cataluña, la Justicia de Menores va a tener que intervenir ya que hay mucho menor implicado en bandas organizadas y violentas.

P.- Retomando el tema de sus charlas, ¿cómo está la situación en lo referente a justicia de menores en el siglo XXI?
R.- Peor que en el XX. Vengo a hablar de los problemas que tenemos actualmente que se van agravando: las relaciones de los padres con los hijos, cómo están los hijos actualmente, lo difícil que es ser padre, el tema de la escuela, las relaciones de los padres con los maestros, la de los maestros con los alumnos. También de los problemas actuales de los jóvenes como son el alcoholismo, las drogas, como la marihuana, el juego, las nuevas tecnologías, la hipocresía social y luego las consecuencias que me llegan al juzgado.

P.- ¿Las nuevas tecnologías y la conectividad que existe hoy en día puede ser un problema en los jóvenes?
R.- Están muy híperconectados pero completamente desinformados. Están muy conectados todos pero no se enteran de nada.

P.- A su parecer, ¿cuál podría ser la solución a este problema?
R.- Pues se arregla con sentido común. Los padres, la escuela y los políticos necesitan tener sentido común. Para educar hay que tener sentido común. Este país necesita que se pongan unas leyes serias. Se tiene que sacar una ley educativa que dure una generación, no una legislatura. Hay que normalizar el hecho de que los jóvenes suspendan porque no pasa nada. Además, se tiene que aprender a decir que no. Solo hace falta sentido común, nada más.

P.- Sus sentencias son conocidas porque trascienden el ámbito de la justicia y conciernen a la educación y a toda la sociedad. ¿Cómo definiría sus propias sentencias?
R.- Mis sentencias también serían validas para los mayores. Yo creo que hay muchas formas de reparar el delito, no necesariamente con la privación de libertad. A veces, son mucho más efectivas esas medidas alternativas que la privación de libertad aunque también soy partidario de esa privación. Un problema que tenemos actualmente es el internamiento terapéutico. Tenemos muchos jóvenes que no poseen una buena salud mental y esta situación se agrava e incrementa con el tema de las adicciones. En esos casos, la única forma de ayudar al menor y a su familia es mantener al joven encerrado terapéuticamente, con su tratamiento y demás cuidados. No obstante, la situación actual con respecto a este tema va a peor.

Calatayud ofrece varias conferencias exponiendo un tema preocupante hoy en día

P.- Parece que la violencia últimamente está adquiriendo mucho protagonismo entre los jóvenes. Todas las noticias que se conocen sobre abusos, agresiones sexuales, robos… que no tienen pinta de acabar.
R.- No, no tiene límite. El otro día Antena 3 dijo que los jóvenes empezaban a mantener relaciones con 15 años y cuatro meses pero la verdad es que empiezan antes. Sé que existen muchas relaciones sexuales de jóvenes de doce y trece años. Por ello hay que dictar normas claras. Los padres tienen que saber qué hacen sus hijos y hay que violar la intimidad de nuestros hijos como también nos la violaron nuestros padres en nuestra generación. Es una barbaridad que se regalen móviles de última generación a niños de ocho años por su comunión o por Navidades. Yo tengo la esperanza de que, en un futuro, seremos laicos. Dado que seremos laicos, ya no habrá Navidades o comuniones y, por consiguiente, tampoco regalos de móviles a niños de ocho o nueve años.

P.- Ante la situación actual de violencia en los jóvenes, ¿cuál sería la clave para poder solucionar parte de los problemas?
R.- El sentido común, en todos lados. Fundamentalmente también en las Cortes y la prueba está de cómo estamos de sentido común. Ahora mismo, si me preguntan no soy optimista. Ya veremos qué pasa después, pero ahora mismo no soy optimista.

P.- ¿Hacia dónde tendríamos que mandar el mensaje para que cale en la sociedad y en los jóvenes?
R.- Hay que mandar un mensaje transversalmente. Es la ley del péndulo, pasamos de un extremo al otro. Ya recuperaremos el equilibrio con tiempo, pero se va a llevar a mucha gente por delante.

P.- ¿Conoce a muchos padres que estén desesperados y que no sepan qué hacer con sus hijos?
R.- Sí, muchos. Las charlas que llevo a cabo son fundamentalmente para los padres pero sí, hay muchos padres desesperados. Pero también porque se creen que su hijo es muy bueno, que no hace nada malo y que la culpa es de los demás. Hay mucho padre desesperado y mucho maestro desesperado. Hay que recuperar ese sentido común. La idea de que todos somos iguales, aunque para la ley sí somos todos iguales, pero unos más iguales que otros. Entonces yo soy más igual que mi hijo porque soy su padre, el maestro es más igual que el alumno, el presidente del Gobierno es más igual que un ciudadano, un policía es más igual que un ciudadano. Los símbolos son importantes y se ha perdido eso, el sentido común, en definitiva.

P.- Para finalizar, ha hablado antes sobre la situación en Cataluña y los menores que se involucran en los conflictos que últimamente están al alza en la Comunidad, ¿usted cree que son conscientes de sus actos?
R.- Creo que es la inconsciencia de la juventud, de la adolescencia. Son inconscientes pero para eso están los padres. Por eso digo que yo no soy igual que mi hijo y que no soy amigo de mi hijo, yo soy su padre. Ni más ni menos. Si yo me convierto en amigo de mi hijo, estoy dejando a mi hijo huérfano y así no funcionan las cosas. Esa es la filosofía.