Ordesa encara la recta final de su Centenario con la edición especial del vino Care-Ñena

En la imagen de la botella se ha diseñado a la diosa Pyrene, representando la magestuosidad y elegancia del Parque Natural
photo_camera En la imagen de la botella se ha diseñado a la diosa Pyrene, representando la magestuosidad y elegancia del Parque Natural

Según la mitología antigua, los montes de Ordesa simbolizan el rostro de la diosa Pyrene, quien fuera la amada princesa de Hércules. Juntos proclamaron su amor por los rincones más boscosos de Iberia. Hoy, la figura divina de Pyrene ha logrado cobrar forma física representándose en las nuevas botellas CARE-ÑENA: el vino del Centenario de Ordesa y Monte Perdido. Como si de un simbólico brindis se tratase, el lanzamiento de este proyecto enológico inédito se configura ya como la aportación de la Cariñena al Centenario del parque natural, que está a punto de afrontar la recta final de su conmemoración.

El consejero de Agricultura, Joaquín Olona, durante la presentación oficial de la botella editada por las aragonesas Bodegas CARE, ha querido resaltar el indudable “éxito” que el Centenario a lo largo de estos dos años. Un consecuente éxito que el consejero ha atribuido al esfuerzo y trabajo de “todos aquellos que han contribuido con su patrocinio”. En ese sentido, Olona ha confesado sentirse “enorgullecido” por las acciones repletas “cariño e ilusión” que han proyectado las empresas contribuyentes, pues, ha argumentado poniendo de ejemplo el “magnífico proyecto” de la D.O.P Cariñeña, no han querido quedarse “únicamente en la ayuda económica al Centenario”, sino que han decidido “ir más allá” con iniciativas “especiales” como esta, para reforzar, todavía más, los “secretos” de “nuestra identidad aragonesa”.

Desde Bodegas Care, su propietario, Nacho Lázaro, ha relatado al detalle el procedimiento que el grupo enológico planteó desarrollar hace ya dos años, confesando que resultaba imposible “ignorar una convocatoria tan importante para promocionar el gran acontecimiento del Centenario”. Por ello, las bodegas se pusieron manos a la obra para hacer “lo que siempre hacemos”, pero de un mono “algo más especial”: cultivar la uva Cariñena para convertirla en un vino “singular e irrepetible” para el Centenario.

Para ello, Care creó un grupo de trabajo especializado de expertos aragoneses en el mundo de la enología, la gastornomía, el comercio, la química o la sumillería. Todos ellos serían los encargados de dar forma a un proyecto que ambicionará, de ahora en adelante, “catapultar no solo a Ordesa”, sino a “nuestras gentes, nuestros valores, nuestras formas de cultivar y nuestras formas de vida”. La imagen del vino, diseñada por el oscense Enrique Torrija, busca expresar la “majestuosidad y elegancia de Ordesa y Monte Perdido”, repleta de olores, colores, fauna, flora y vida.