Los ayuntamientos de Zaragoza y Toulouse han puesto en marcha una campaña “espejo” para impulsarse entre ellos como destinos turísticos. Ambas ciudades trabajan así codo con codo para promocionar su riqueza patrimonial, gastronómica y cultural. Esta semana ha visitado Zaragoza una delegación turística de Toulouse y la que viene hará lo propio una delegación de la capital aragonesa.
El director adjunto de Turismo de Toulouse, Adrien Harmel, asegura que su ciudad está “a solo dos pasos, aunque un poco larguitos” y tiene “muchos puntos en común”. Ambas, ha dicho, son “joyas desconocidas e infravaloradas, con una gran riqueza que no está suficientemente reconocida internacionalmente”.
El otoño, ha subrayado Harmel, es una época “muy buena” para visitar Toulouse, “sobre todo por sus colores y su clima”. Es un viaje de menos de cinco horas en coche, o en tren desde Barcelona. Tres patrimonios Unesco, capital mundial de la aeronáutica, capital de la ciencia y del espacio; doce museos, hoteles a buen precio y una agenda cultural muy intensa, ha resumido Harmel, son solo algunos de los atractivos de su ciudad.
Se le conoce como la ciudad rosa, porque está hecha de ladrillo y, cuando se pone el sol, destaca “una cierta armonía arquitectónica”. Es una ciudad tranquila, con muchos espacios verdes y un río que Harmel ha comparado con el Ebro. Es una localidad estudiantil, ya que el 25% de su población son estudiantes, en torno a 125.000 de los habitantes.
La gastronomía es otro de sus puntos fuertes, ya que cuenta con 1.700 restaurantes para sus 466.000 habitantes. Diez de estos establecimientos lucen el reconocimiento de Estrella Michelín. Cuenta con 150 edificios clasificados como Monumentos Históricos, entre ellos el Convento de los Jacobinos, donde se encuentra enterrado Tomás de Aquino.
