Tras una espectacular primera jornada, en la que el Casademont Zaragoza tomó el Gran Canaria Arena, los aragoneses quieren continuar con la senda de la victoria. Este domingo se enfrentan al Obradoiro, que cayó en casa contra el Barça a pesar de completar un buen partido. La idea es clara, hay que hacerse fuertes en casa y el primer paso es ganar este domingo, a las 17.00 horas en el Príncipe Felipe. Además, dos victorias en dos partidos darían pie a pensar, de nuevo, que este año se puede llegar lejos.
Sin embargo, la clave está en ir partido a partido. No hay que pensar más allá del enfrentamiento ante el Obradoiro de este domingo. Los aficionados podrán disfrutar de los nuevos fichajes en un partido oficial. Sí, la hinchada del Felipe tiene muchas ganas de baloncesto. Ganas de que el Casademont debute en casa y ganas de sentir que, por fin, ha vuelto el basket a la capital aragonesa.
El conjunto zaragozano cuenta con dos jugadores que son duda. Se trata del cubano Javier Justiz y del lituano Renaldas Seibutis. El primero por una sobrecarga y el segundo por unos problemas de espalda que lleva arrastrando desde hace unas semanas. Ahora bien, los locales tienen argumentos de sobra para vencer y darse la primera alegría de la temporada ante su gente.
Una de las claves del Casademont Zaragoza ha sido la de mantener prácticamente todas las piezas fundamentales de la pasada campaña. Y además, ha incorporado a Rodrigo San Miguel y a Robin Benzing, viejos conocidos de la entidad aragonesa. Los ingredientes necesarios para cuajar otra temporada ilusionante están ahí. Eso sí, el conjunto aragonés tendrá que superar pruebas de madurez al disputar la Basketball Champions League, que será entre semana.
Sumar dos victorias en dos partidos, además de servir como inyección de moral, catapultaría al equipo a las posiciones más altas. La afición quiere ver ganar al equipo, pero son conscientes de que será un partido difícil. La primera piedra de la nueva temporada en casa se pone este domingo. Hinchada y jugadores irán de la mano para salir del pabellón con un triunfo bajo el brazo.
