Los venezolanos se unen bajo el busto de Bolívar en Zaragoza por que "la libertad" vuelva a su país

El acto simbólico coincide con la fecha del nacimiento del “Libertador”
photo_camera El acto simbólico coincide con la fecha del nacimiento del “Libertador”

En Aragón hay cerca de 2.000 venezolanos refugiados; más de 300.000 en toda España. Son personas como Maritzabel, Arturo, Omar, María o Nuria, que un día se vieron en la obligación de solicitar asilo político por la situación en la que está inmersa el país latinoamericano. Este miércoles, varias familias se han congregado bajo el busto de Simón Bolívar del Parque Grande, para pedir, bandera en mano, que le sea devuelta a Venezuela “su libertad”.

El acto, que simbólicamente coincide con la fecha del nacimiento del “Libertador” Bolívar (un 24 de julio de 1783), ha sido recuperado por la Asociación de Mujeres Latinoamericanas de Zaragoza y otras congregaciones independientes de la ciudad tras algunos años “de parón”. Busca concebirse como un “punto de encuentro y apoyo” para todas aquellas personas que han luchado por “esta segunda oportunidad”. También es momento para “reflexionar” sobre cuestiones de “inclusión” y sobre el significado “de la paz”.

La presidenta de la Asociación, Maritzabel Gil, narra en primera persona el vaivén que muchos venezolanos han “soportado”. Antaño, cuenta, “vivir en Venezuela era como habitar en la sucursal del cielo”. Sin embargo, considera que “ya nada es igual”. Entre lágrimas de emoción y desazón al mismo tiempo, y recordando a parientes que siguen allí, Maritzbel ha explicado la “dura y difícil” situación que vive hoy Venezuela, donde, dice, “la gente solo puede comer una vez al día. Sin embargo, es un escenario que apenas resuena a nivel mediático, y del que tan solo trasciende “la punta del Iceberg”.

Para Arturo y Omar, quienes tuvieron que dejar a su familia, su trabajo y a “toda una vida” atrás,  la congregación representa un “especial momento” para entablar amistades nuevas, “conocer nuestras necesidades” y, en general, cuentan, “para darnos un abrazo en familia”. Tras colocar una corona de laureles a los pies de la estatua, todos han sellado un compromiso con la libertad. Y ahí estarán, cada 24 de julio, con la tricolor amarilla, azul y roja y sus estrellas blancas estampadas, teniendo en mente un solo pensamiento: si Bolívar se levantara de la tumba, dicen, y pudiera “concedernos un deseo”, ese deseo sería “terminar con todas las dictaduras” que “están obligándonos a salir de nuestra patria”. Se recuperaría así “la armonía, la convivencia en paz y la alegría”.